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Actualizado: 25 de junio de 2025
A las personas recogidas, que no asisten a reuniones de hombres solos, escandalizará sin duda este lenguaje; les parecerá desbocado y brutal hasta la inverosimilitud; pero los que conocen el mundo confesarán que este lenguaje es muy usado en él, y que las damas más bonitas, las más agradables mujeres, las más honradas matronas, suelen ser blanco de tiros no menos infames y soeces, si tienen un enemigo, y aun sin tenerle, porque a menudo se murmura, o mejor dicho, se injuria y se deshonra a voces para mostrar chiste y desenfado.
Por lo que toca á su valentía, ya Plutarco la calificó de heroica, al citar el denuedo con que libertaron á sus padres, hermanos y maridos, presos en poder de Aníbal, y yo debo añadir que hechos posteriores, y aun de este siglo, demuestran que las matronas del Tormes no han degenerado de su antigua pujanza. Y basta ya de verduleras.
Y era que los enamorados ocultaban su amor como un pecado entre la umbría protectora, ingenuas obreritas un poco sentimentales, pomposas matronas que enloquecen con su gracia picante y su intensidad crepuscular que ponen tanto fuego en la aventura, porque temen que aquélla puede ser su despedida al amor , princesas de la Casualidad, juntamente con sus varios cortejos, ponían una nota encantadora en parajes como éste. ¡Los cafés solitarios y galantes!
Y mientras permanecía con el espinazo doblado, y Momaren, rojo de emoción, miraba á unos y á otros para convencerse de que todos se daban cuenta de tan enorme homenaje, dos matronas barbudas murmuraron bajo sus velos: De seguro que piensa pedirle algo mañana mismo para alguna de sus amigas. Y lo que se lleve lo quitará á nuestros maridos contestó la otra.
Los guardias cansáronse pronto de este registro infructuoso. El guardia más antiguo miraba maliciosamente, como un perro que husmea, hacia el grupo de mujeres. Por allí cerca debía estar el escondrijo. ¡Pero cualquiera hacía mover a las secas y negruzcas matronas de sus asientos! Bien claro hablaban los ojos hostiles de estas damas. Habría que arrastrarlas a viva fuerza, y eran señoras.
Eran la escolta de honor de tres matronas de hermosos brazos y majestuoso andar, con túnicas blancas y el purpúreo gorro frigio sobre las negras y ondulosas crenchas. Se las reconocía por el color y los adornos heráldicos de sus mantos: la República del Brasil, la República de Uruguay y la República Argentina.
El viejo Salomón con sus ropas raídas y sus cabellos blancos parecía arrastrar a aquella honesta compañía con los mágicos acentos de su violín; arrastraba a las matronas prudentes, que llevaban tocados en forma de turbantes; a la propia señora Crackenthorp, que tenía la cabeza adornada con una pluma perpendicular cuya punta llegaba al hombro del squire; arrastraba a las bellas jóvenes que pensaban con satisfacción en sus talles cortos y en sus ropas sin pliegues adelante; arrastraba a sus padres corpulentos que vestían chalecos abigarrados y a los hijos rubicundos, en su mayor parte avergonzados y cohibidos, con pantalón corto y frac de largos faldones.
Narada, al contemplar a Morsamor a la luz de las muchas lámparas que en el estrado había, no pudo menos de decirle que competía con el divino Hari, cuando se casó Rukmini en el magnífico palacio de Duarika. No tardó la bella Urbási en aparecer sobre el estrado. La acompañaban cuatro matronas casadas y la seguían sus siervas, y los pocos convidados, amigos íntimos o parientes de su familia.
La Sierra de Córdoba, un momento há silencioso teatro de santos y ordenados ejercicios, se estremece toda con los clamores de los monges que huyen despavoridos, de las vírgenes y matronas que se apiñan desaladas en los coros, de las turbas de mozárabes que, precediendo á los implacables muzlimes, buscan asilo en lo enmarañado de los bosques y en las cavernosas breñas.
Las matronas masculinas apresuraron el paso, sintiendo alarmado su pudor por la proximidad de estos guerreros, algo libres en palabras y costumbres. Todas ellas ordenaban á sus hijas masculinas que marchasen rápidamente, antes de que los militares se echasen al agua. No era decente permanecer allí.
Palabra del Dia
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