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Actualizado: 30 de abril de 2025
De un sueño dulce y profundo, poco frecuente en él, despertó Quintanar aquella mañana con más susto que solía, aturdido por el estridente repique de aquel estertor metálico, rápido y descompasado. Venció con gran trabajo la pereza, bostezó muchas veces, y al decidirse a saltar del lecho no lo hizo sin que el cuerpo encogido protestara del madrugón importuno.
Vamos a lo que importa. Mira..., mañana..., no, mejor ahora mismo, espera. Vengo prevenido para ver si me ahorro otro madrugón. Sacó de la petaca una tarjeta, un sobre pequeño y un lápiz; miró en torno, y convencido de que la gente que pasaba no era tal que pudiese conocerle, hizo ademán de escribir sosteniendo la tarjeta en la mano izquierda.
Ya estás enterado repuso el primero que había tomado la palabra; ahora estás tú en el deber de justificar tu madrugón y de decirnos por qué te has eclipsado estos dos meses. ¡Bah!
El mágico efecto que causaron se reflejó en la respuesta: ¿Y cuándo nos golvemos a ver? dijo embolsando carta y dinero. Si contestara... ¡Están verdes! Pues cuando le des la carta o la hayas puesto donde la coja, al otro día haces una escapada. Muy tempranito ha de ser. La perspectiva de un madrugón disgustó a don Juan; pero repuso bravamente: ¡No importa!
El barro y la sangre formaban una máscara sobre su rostro. Aresti no tuvo más que inclinarse para convencerse de que estaba muerto desde muchas horas antes. El juez municipal, un contratista de los que habían cenado con Aresti, le habló del suceso, lamentando el madrugón que le había proporcionado. El pobre Maestrico debía haber muerto casi instantáneamente.
La sobremesa fue más breve que de costumbre. Se le antojó al padre que la hija estaba deseando levantarse, y se levantó él para darla gusto. Voy a anticipar un poco la siesta hoy la dijo por disculpa , porque con el madrugón y la tarea de esta mañana, me estoy cayendo de sueño.
¿Iremos a esperarlo, a ver si viene el señor de Miranda? Irá usted si gusta, señora; en cuanto a mí, permítame usted que me niegue. Tan agrio era el tono de la respuesta, que Lucía se quedó sin saber qué decir. Van mozos del hotel añadió Artegui con usted, o sin usted, a esperar a los trenes. No necesita darse el madrugón... a no ser que su ternura conyugal sea tan viva....
Y mientras el gran vaho nocturnal se disipaba en aquella mañana de enero, pudo oírse, a lo largo de las calles, el repiqueteo del cascabel y el firme trotar de la soberbia yunta de zainos que arrastran la victoria de Lorenzo Fraga, en el inusitado madrugón de aquel día.
Ya está aquí... Gracias, señora Catana: bien sé que la culpa no es suya ni de la cocinera, sino de nuestro madrugón, inesperado en la cocina... ¡Ea! don Claudio, adentro con eso... No tienen mala traza esos bollos. Hombre, ¿qué tal se anda aquí de pan? Bastante bien, como de carne y de leche... y de confituras. Pues estamos como queremos... Si te digo, Nieves, que esto de Peleches es Jauja...
No, señor, son las ocho no más. Abro los ojos asombrado y me encuentro a mi elegante de pie, vestido, y en mi casa a las ocho de la mañana. Joaquín, tú a estas horas. Querido tío, buenos días. ¿Vas de viaje? No, señor. ¿Qué madrugón es este? ¿Yo madrugar, tío? Todavía no me he acostado. ¡Ah, ya decía yo!
Palabra del Dia
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