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Actualizado: 27 de mayo de 2025
A los otros costados de la plaza se muestran los bajos porches, con columnas de piedra unas, de madera otras, gastadas, carcomidas, con capiteles dóricos, con capiteles jónicos, combadas las zapatas.
Allen dijo que podíamos hacer unas a modo de suelas anchas para los pies, y al llegar a los pantanos sujetarlas como unas sandalias y buscar la parte más dura del cieno. Aceptada la idea, decidimos fabricarlas con unas tablas finas. Allen pidió al master madera para hacer dos cajas, una para él y otra para mí, para guardar nuestros efectos.
Y eso les ayudaba a pasar las horas de un modo agradable. Hullin, que se había quedado solo frente a su lamparilla de cobre, ferraba los zuecos del anciano leñador; ya no se acordaba del loco Yégof; subía y bajaba el martillo clavando gruesos clavos en las recias suelas de madera, de una manera automática, por la fuerza de la costumbre.
Los más rudos y guerreadores, el armazón, la montaña de piedra y el bosque de madera que formaban su osamenta; los más cultos, elevados a la sede en época de refinamiento, las verjas de menuda labor, las portadas de pétreo encaje, los cuadros, las joyas que convertían en tesoro su sacristía. La gestación de la giganta había durado cerca de tres siglos.
El campamento era un conglomerado de viviendas levantadas sin orden: chozas hechas de adobes con cubierta de paja, casas de ladrillo con techos de ramaje ó de cinc, tiendas de lona. Las construcciones más cómodas eran de madera y desarmables, estando ocupadas por los ingenieros, los capataces y otros empleados.
Al cabo de algunos minutos, otra señora, menos vieja de aspecto, abre la puerta de un saloncito-estudio de apariencia muy divertida, porque se adivina que la dueña de la casa ha fabricado por sí misma todo el decorado: maderas quemadas, cueros estampados, estaños repujados, gredas adornadas y muebles de madera blanca pintados; encima de la chimenea, y en un marco espléndido, sonríe la fotografía del que fué dueño de la casa.
El vestido era negro, hábito de los Dolores, con una correa de charol muy ancha y escudo de plata chillón, ostentoso, en la manga, ceñida a la muñeca de gañán con presillas de abalorios. Estaba sentada delante de un escritorio de armario con figuras chinescas, doradas, incrustadas en la madera negra. Se levantó, abrazó a la Regenta y besó la mano del Magistral.
En sus costados, que eran fortísimas murallas de madera, se habían abierto al construirlo 116 troneras: cuando se le reformó, agradándolo en 1796, se le abrieron 130, y artillado de nuevo en 1805, tenía sobre sus costados, cuando yo le vi, 140 bocas de fuego, entre cañones y carronadas.
Ahora fabricamos mejunjes, vinos de extranjería, el Madera, el Oporto, el Marsala, o imitamos el Tintillo de Rota y el Málaga. ¡Y para esto cría Dios los caldos de Jerez y da fuerza a nuestras viñas! ¡Para que neguemos nuestro nombre!... ¡Vamos, que siento un deseo de que la filoxera acabe con todo para no aguantar más falsificaciones y mentiras!... Montenegro conocía las manías del viejo.
Methfessel ha recogido de los estratos superiores correspondientes á la formacion de las areniscas rojas gran cantidad de madera silisificada y algunos restos que suponen la existencia de dinosaurianos. El Sr.
Palabra del Dia
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