Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de mayo de 2025
El altar mayor, sencillísimo y elegante, se compone de cuatro columnas de pórfido, robadas á Santa Sofía de Constantinopla: las cuatro asombrosas columnas están coronadas de una cúpula de pórfido tambien: todas las puertas del templo son de bronce, incrustadas de estatuas, diríase es el templo de Salomon.
El fracaso de los misioneros Según propia confesión, estos misioneros, después de tres siglos de predicaciones, no han logrado extirpar esas supersticiones incrustadas en la conciencia del pueblo. Debemos aceptar su declaración como honrado testimonio del fracaso de su misión religiosa.
Indudablemente, ¡cosa extraordinaria! sin embargo de ser Paris una ciudad tan iluminada, tan brillante, tan prodigiosamente espléndida, sin embargo de ser un coquetismo tan fastuoso y deslumbrador, no nos inspira poéticamente, como nos inspira cualquier ciudad de España, de Italia, de Suiza, de Grecia, de Oriente; como nos inspiran tambien los caseríos del Norte, dejándonos ver entre rocas y nieves sus chozas húmedas, cubiertas de limo verdoso, que como si fueran peñascos negros, parecen estar incrustadas en las laderas de un monte sombrío, ó quizá en los bordes de un abismo insondable.
Las cruces de madera se habían podrido. No había más testimonio de que tal recinto era mansión de los muertos, que dos calaveras incrustadas en la pared a entrambos lados de la puerta. Por cierto que estas calaveras, no produjeron una impresión grata en don Rudesindo. En don Pedro no sabemos; pero puede sospecharse que no sería más favorable.
Sin el continuado cambio de las aguas que se efectúa por medio de las corrientes en las profundidades del mar, en muchos sitios cubriríase de sales y de detritus. Sucedería como en el mar Muerto, que, careciendo de desagüe y de movimiento, ve sus orillas cubiertas de sal y sus plantas incrustadas de cristalizaciones.
Entapizaba sus muros viejo terciopelo azul, podrido en lo alto por el agua de las goteras y coriáceo, reseco hacia los bordes, como el velludo que se desprende y retuerce sobre las viejas arcas mortuorias. A uno y otro lado se veían sillas de roble incrustadas de marfil, y bargueños, bufetes, contadores, donde el trabajo de la carcoma remedaba los ojos del alcornoque.
Un hombre obeso, vestido de larga túnica azul, se alejaba. Había viejos divanes contra los muros, alcatifas y sofras sobre el piso de mármol, dos arcos policromos y dorados hacia el fondo; y aquí y allá algunas tablecillas incrustadas de marfil y de nácar. Sobre una de ellas, un sahumador de cobre desprendía tres hilos acelerados y rectos de perfume.
Entraron en una magnífica antecámara estrellada de luces y llena de lacayos. El lujo de aquella antecámara en la casa de un ministro, era escandaloso: alfombras, cuadros de Tiziano, de Rafael, de Pantoja, del Giotto; tapicerías flamencas; lámparas admirables; puertas de las maderas más preciosas, incrustadas de metales; estatuas antiguas; un tesoro, en fin, invertido en objetos artísticos.
Maltrana había admirado muchas veces a su amigo cuando le mostraba el cuerpo con el impudor de un bravo: dos postas en la cabeza, incrustadas en los huesos del cráneo; un balazo en un hombro y otro en una pierna, proyectiles redondos que le había extraído una curandera de la vecindad con dolorosos procedimientos, y el resto del cuerpo hecho una criba por los perdigonazos, a los que apenas daba importancia, considerándolos accidentes vulgares.
Hay depósitos de plantas incrustadas con un baño tan tenue de sílice que se transparentan á través de él los nervios de las hojas bien reconocibles: la galvanoplastia no podría hacer un trabajo más delicado. En otros sitios alternan capas delgadas opacas, blancas ó muy débilmente rojizas de sílice, con fajas transparentes de ópalo amarillo y de hialita.
Palabra del Dia
Otros Mirando