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Actualizado: 20 de mayo de 2025
¿Quieres que vayamos a casa de doña Mariquita a tomar chocolate? Vamos. Mientras tomaban el desayuno, Merelo, cada vez más alegre y cariñoso, habló de muchas cosas con pasmosa lucidez; pero especialmente de esgrima.
Sin quererlo nosotros, ¡con qué evidencia se aprende aquí que los postizos en la mujer hermosa, sólo son buenos para desfigurar su hermosura: que los postizos en la mujer fea, sólo son buenos para añadir un realce nuevo á su fealdad! ¡Con qué lucidez comprendemos aquí que una mujer sencilla no puede ser nunca repugnante, porque no puede repugnarnos una belleza!
Se fué de la vida en la cumbre de una de esas crisis morales en las que acaso el hombre alcanza mayor lucidez. ¡Quién lo sabe!... Hábitos y extravagancias de los escritores
Este es el carácter propio de nuestro espíritu de formar proposiciones generales por el conocimiento de las particulares.» No siempre se expresa Descartes con la misma lucidez; se conoce que las objeciones de sus adversarios le hacian meditar mas profundamente su doctrina, y contribuian á que aclarase sus ideas.
Con la lucidez de una vidente, vi desarrollarse, sin velo, ante mis ojos, lo que me quedaba de existencia. En lo sucesivo iba a pasar por esta tierra como una muerta, como una muerta iba a tomarle apego a la vida, y como una muerta iba a ver acercarse a mí la felicidad que, sin embargo, había perdido para siempre. Roberto se adelantó y me besó; le dejé hacer tranquilamente, estaba insensible.
Como advirtiera la dama en los ojos de su interlocutora una lucidez y movilidad singularísimas, sospechó si aquella mujer padecería enajenación mental. Su tono y su mirar eran muy extraños, impropios del lugar y de la sosegada conversación que ambas sostenían. «A esta mujer hay que dejarla pensó Jacinta ; me callaré». Guardaron silencio un rato mirando al suelo.
Aseguro á usted que por la noche, cuando corríamos á toda velocidad, comimos con buen apetito... Su amigo estaba con ustedes, salvado por ustedes. ¡Qué alegría! ¡Y qué agradecimiento el suyo! Estaba como loco, pero recobró después su lucidez. Nos hemos comunicado nuestros descubrimientos y lo que él sabía y ha resultado clara la prueba de su inocencia.
Dorotea estaba transfigurada por el amor, por el sufrimiento, por la horrible decisión que á aquella casa la llevaba; su palidez mortal, la lucidez de su mirada, un no sé qué portentoso que emanaba de la dolorosa contracción de su boca, de lo grave, profundo y ardiente de su mirada febril; de aquellos hombros redondos, tersos, mórbidos, en que la vista parecía tocar una suavidad dulcísima; de aquel seno cuya parte superior no cubría el escote, agitado por una respiración poderosa, por un aliento de fuego; de aquellos brazos desnudos, modelados por Dios, de una manera tan bella, tan dulce, tan pura, que el cincel griego se hubiera detenido impotente al querer copiarlos; de todo su ser, en fin, emanaba tal magia, que la hermosura de Dorotea parecía divinizada, sobrenatural, hija de la imaginación, no real y efectiva; una de esas bellezas que se ven raras veces, que la mayor parte de los hombres no ven nunca, y que hacen creer al que las ve que han de desvanecerse como una sombra al ser tocadas.
Primero, del misterioso engranaje formado por las semejanzas y diferencias que existían en sus caracteres. En bondad de corazón y lucidez de inteligencia, eran iguales; de modo que podían quererse y estimarse. Segundo, en lo vario de sus genios, de suerte que mutuamente se buscaban, deseosas, por instinto, de hallar a sus facultades contraste y complemento.
¿La va usted a robar, milord? pregunté en un instante de rápida lucidez. Sí; la robaré y me la llevaré a Malta, donde tengo un palacio. He pedido un barco a Inglaterra. Sentí súbito estremecimiento, como si mi conturbada naturaleza hiciera un esfuerzo colosal para recobrar su perdido aliento. Lord Gray dije somos amigos. Soy discreto.
Palabra del Dia
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