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Las damas, con las manos trémulas, los ojos brillantes, murmuraban a cada instante : "Qué original es todo esto!... ¡Cuánto me alegro de haber venido!... Ha sido un capricho magnífico el de Clementina". Y todas procuraban encontrar el equilibrio de espíritu charlando de cosas indiferentes. Mas no lo lograban. La idea de tener encima tanta tierra pesaba sobre su pensamiento y lo turbaba.

Con prudente cautela, y como por milagro, lograban que no tropezasen los caballos y las mulas en aquellos vericuetos y que no cayesen rodando en hondo precipicio con el jinete o con la carga que llevaban. Más propios de cabras monteses que de hombres eran aquellos sitios. Podría asegurarse que jamás se había estampado en ellos la planta humana.

Tupac-Amaru, aunque en sus edictos proscribia todo europeo, perdonaba á cuantos se le presentaban, si conocia podia sacar algun partido de su habilidad ú oficio, y particularmente lograban un seguro salvo-conducto los que tenian algun conocimiento del manejo de las armas y profesion militar.

Se reunían hombres y mujeres con la fraternidad de la miseria, espiaban á los compatriotas más felices para asaltarlos con sus peticiones, discutían entre ellos números y colores, lograban reunir algunos francos después de rebuscar en el fondo de todos los bolsillos, y como emisario de sus ilusiones diputaban á algún camarada tan pobre como ellos, pero que aún no había «tomado el viático» y tenía libre la entrada.

El camino, más fresco y más umbrío que antes, el aire embalsamado con los aromas del campo, el dulce murmullo del río no lograban calmar á nuestro hidalgo. Pero al revolver de una de las sinuosidades de la cañada vió de pronto el rostro mofletudo de D. Prisco y súbito descendió la calma á su espíritu. Siempre le acaecía lo mismo.

La joven permanecía rígida y silenciosa: los esfuerzos del guapo no lograban desarrugarla. Al fin se decidieron á retirarse. Velázquez había prevenido al mozo con una seña, y al pedir la cuenta se encontró con que ya estaba pagada. Soledad hizo un movimiento de impaciencia y disgusto, que no pasó desadvertido para el guapo. Pero Antonio halló el paso muy delicado y se puso de mejor humor.

Las gentes eran tales como habían nacido, tales como fueron sus padres, y así habían de seguir en el ambiente inmóvil de la isla, que no lograban conmover lejanas y tardas ondulaciones venidas de fuera. Jaime se agitaba inquieto en su lecho.

Ni la plática afectuosa y elocuente del penitenciario, ni las bromas incesantes de Manuel Antonio mientras tomaban el desayuno, ni las caricias de Jovita, ni la alegría afectada, ruidosa, de su padre lograban sacarla de su extraña distracción. Clareaba el día, un día triste, nublado, que se filtraba melancólicamente por los cristales.

He visto en un puertecito algunos viejos pilotos que, demasiado débiles, resignaban sus funciones; empero no lograban resignarse con su nuevo estado, y arrastrando una vida miserable, acababan por perder el seso. En lo más alto de Saint-Michel hay una plataforma llamada de los Locos. En mi vida he visto sitio más adecuado para producir la locura que esa mansión vertiginosa.

Carmen mostrábase animosa, muy pálida, apretando los labios, azulados por la emoción, moviendo nerviosamente las pestañas para mantenerse serena; y cuando le veía ya en el vestíbulo, llevábase de pronto el pañuelo a los ojos, estremecido el cuerpo por las bascas de suspiros y llantos que no lograban salir, y su hermana y otras mujeres tenían que sostenerla para que no viniese al suelo.