Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 22 de junio de 2025


Y los socios acababan riendo de don José, llevándose un dedo a la frente para indicarle su locura, bromeando sobre el primer hombre del mundo y su gracioso apoderado. Poco a poco, como inaudito privilegio, consiguió introducir a Gallardo en la sociedad.

Las olas invadían ya la parte delantera del buque, llevándose los objetos rotos por la explosión y los cadáveres despedazados. Los tripulantes echaban los botes al agua. Los oficiales, ayudados por algunos pasajeros, todos con su revólver en la diestra, iban reglamentando el embarco de la gente.

De nada, de nada respondió llevándose el pañuelo a la boca. Lléveme usted a ver la casa. Y se colgó nuevamente de su brazo. La casa era un grande y vetusto edificio de piedra amarillenta carcomida por los años, con dos torrecillas cuadradas a los lados. Todo en ella estaba podrido o deteriorado.

Además, nos conviene exagerar la probabilidad de que ocurra aquello que queremos ardientemente, y acabamos por tomar nuestros deseos por realidades.... Los que entran todos los días aquí tienen la corazonada de que saldrán llevándose mil francos, ó veinte mil, ó cien mil, y lo regular es que salgan con los bolsillos vacíos.

¡Dios mío, qué desgracia! exclamó llevándose las manos al rostro. ¿Desgracia? preguntó ella con asombro. ¿Por qué? Yo estoy muy contenta. Y viendo sus ojazos dilatados, estupefactos, le explicó riendo que era feliz con esperar una prenda de sus amores; que no tuviese miedo alguno porque ella sabría arreglarse para que nada se descubriera.

¡Pues eso sólo le faltaba a usted! exclamó aquí Neluco llevándose las manos a la cabeza, como yo me las había llevado poco antes y con el propio motivo . Con una compañera de esa estofa no viviría usted aquí en santa paz media semana. Mil veces peor que la enfermedad sería la medicina.

Siempre he pensado en ti dijo él llevándose una mano al corazón como si jurase ante un juez. Y lo dijo rotundamente, con un acento de verdad, pues en sus infidelidades que ahora estaban completamente olvidadas le había acompañado el recuerdo de Margarita. ¡Pero hablemos de ti! añadió Julio . ¿Qué es lo que has hecho en este tiempo? Había aproximado su silla á la de ella todo lo posible.

Amaury retrocedió asustado, con el rostro bañado en sudor frío. Magdalena, cayendo hacia atrás, había vuelto a quedar sentada oprimiéndose el pecho con una mano y llevándose el pañuelo a los labios con la otra.

Corrieron los polizontes, llevándose presos por un lado a dos mozos que se lamentaban de haber perdido sombreros y bastones, mientras por otro eran conducidos a una farmacia varios «nazarenos» sin capucha, que se llevaban las manos a la cabeza con ademán doloroso.

Y no creas que hago esto para que me eches bendiciones. Pero conste que no te ahogo; y para que veas lo bueno que soy....» Se detuvo y meditó un momento, llevándose la mano al bolsillo y mirando al suelo. «Nada, nada.... Quédate con Dios.» Y á otra.

Palabra del Dia

lanterna

Otros Mirando