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Actualizado: 16 de octubre de 2025


, señor. ¿En litera? , señor. ¿Por dónde va? Por aquella calleja se ha metido. Don Rodrigo tira adelante y yo detrás de él; henos aquí metidos en una aventura. Llovía... Aventura completa. Estaba obscuro. Mejor aventura. Paró la litera, y salió la dama. ¿Entróse dónde? Siguió adelante. ¡Con lluvia y de noche, tapada y sola! Sigue, hijo, sigue. Cantas que encanta.

Despacha, hijo, y ven y entendámonos. Francisco de Juara se separó de la litera y dió algunas órdenes en voz baja y rápida. Luego, á obscuras, entró en la litera, se sentó á tientas al lado de Quevedo, cerró la portezuela é inmediatamente ésta se puso en marcha. ¿Quién ha armado todo esto? dijo Quevedo. Una mujer que os ama.

Estos van a tomar posada y apearse a Caldebayona o a la Pajería , y es tu dama y el soldado que viene en su compañía, que, por acabar más presto la jornada, dejaron la litera y tomaron postas. ¡Juro a Dios dijo don Cleofás que lo he de ir a matar antes que se apee, y a cortalle las piernas a doña Tomasa!

Entre tanto, Dorotea se ponía apresuradamente el manto; cuando le tuvo prendido, se volvió impaciente al bufón, y le dijo con la voz temblorosa: Vamos, llevadme al alcázar. Una palabra no más: ¿serás prudente? . ¿Me obedecerás? . ¿Vieres lo que vieres? . Pues bien, hija mía, vamos. El bufón y Dorotea salieron de la sala; poco después, una litera cerrada se encaminaba á palacio.

Y a continuación de este exordio empezó su discurso por el final, mencionando la conversación de la noche anterior con «la buena señorita», de litera a litera, después de haber rezado el rosario.

Á veces se abrían los grupos para dar paso á la litera de una noble dama, ó á los arqueros que con antorchas encendidas precedían á un caballero de alto rango camino de su alojamiento y procedente de los festines de la corte.

La litera estaba forrada de raso blanco, con pasamanería de galón de oro, cristales de Venecia en las portezuelas, ricas cortinillas tras los cristales y una rica piel de oso en el fondo. Podía asegurarse que muchas damas principales y ricas no poseían un tan lujoso vehículo. Es verdad que antes y ahora muchas señoras de título no podían ni pueden tener los trenes que usaban las comediantas.

Conque ¿habéis comprendido bien lo que os he dicho? ; , señora; prender á don Francisco sin herirle ni maltratarle, aunque resista; llevarle á donde Rivera me diga, y á la noche enviarle en una litera, cerrada, con una guarda de cuatro alguaciles á caballo, al alcázar de Segovia. Al punto de obscurecer. Muy bien, señora. Recordad que esto es lo primero que os mando.

Así es que, profundamente preocupado, se dirigió por un instinto á una salida, y por efecto de su preocupación, ni vió dos hombres embozados, que estaban parados en la puerta de las Meninas, ni oyó este breve diálogo, que pronunciaron al pasar el joven junto á ellos: ¿Ha salido? . ¿Cuándo? Hace algunos minutos. ¿En litera? En litera.

Las tres señoras de Porreño y Venegas vivían en una humilde casa de la calle de Belén: esta casa constaba de dos pisos altos, y aunque vieja no tenía mal aspecto, gracias á una reciente revocación. No había en la puerta escudo alguno, ni empresa heráldica, ni portero con galones en el zaguán, ni en el patio cuadra de alazanes, ni cochera con carroza nacarada, ni ostentosa litera.

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