Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 7 de mayo de 2025


No quise recogerme sin escribir antes a Linilla. Todo reposaba en torno mío. Por la ventana, abierta de par en par, entraban los aromas del jardín; el agua corría silenciosa por el sumidero del pilón, y de cuando en cuando, anunciador de la estación florida, preludiaba un jilguero su amorosa serenata.

Plantamos en torno de la fuente la flor preferida, la encantadora florecilla azul, la dulce myosotis, tan querida de los enamorados. ¡Qué cuidado con nuestras plantas! ¡Qué deseo de que florecieran pronto! Dividimos los arriates en dos partes. Linilla sembraba una, yo la otra. ¿Dónde brotará la primera flor? ¿En mis cuadros o en los tuyos? En los míos, porque ¡yo te quiero más que a !

La idea de que Linilla dejase de quererme me llenaba de espanto y me prometía yo serle fiel hasta más allá de la tumba. La idea de que podía yo perder a Linilla me perseguía de tal modo, y de tal modo me asediaba que hubiera yo querido volar en busca de la joven para decirle: Linilla, ¡perdóname, perdóname! ¡He faltado a mis promesas!

A esa hora salí al patio y corté los ramos más lindos de «myosotis» para meterlos en mi carta y que llegaran a manos de Angelina. «Ahí van escribí esas flores de color de cielo, tan amadas de mi Linilla. Son las primeras que brotaron en el cuadro que sembraste. Está lindísimo; parece llovido de chispas de zafiro. Me encanto mirándole y pensando en . «Linilla mía: me has ganado la apuesta.

Ya lo que vas a contestarme, ya lo ; pero no lo digas, óyelo de mis labios: «Pues si estás segura de que te olvidaré, ¿por qué no rompes ahora mismo los lazos que nos unen?» ¡, Linilla, eso digo! ¿Por qué?

No soy egoísta; no te quiero porque me quieras, te amo, y en amarte cifro toda mi dicha. ¿Me amas? ¡Feliz de mi! ¿No me amas? ¿Y qué? ¡Me basta con amarte! Linilla». Esta carta me causó profunda pena. Linilla padecía y lloraba, temerosa de que Gabriela le robara mi corazón.... Obscura nube veló de pronto el cielo de mi dicha, y temblé al considerar que me aguardaban nuevas amarguras.

A las veces me reía de ; , reía de mi locura, y maldecía yo de aquella pasión que poco a poco me iba subyugando, que me tenía intranquilo, y que ante mi propia conciencia me hacía parecer despreciable y desleal. ¡Cuánta razón tenía Linilla para dudar de !

Yo muy bien que si le digo al señor cura que no quiero ir, no me lo exige, pero.... Haz lo que él te diga. ¿Y te dejo, y me separo de ? ¿Quieres que me vaya? No, Linilla mía; pero lo primero es lo primero.

No te han engañado como a la heroína del poema. ¡; te amo, te amo, Linilla mía! Yo no consulto eso con las flores, que suelen ser engañosas y lagoteras, sino con mi corazón que es todo tuyo.

«Allá voy, muñeca; le decía es justo que después de los trabajos y fatigas del Adviento me yo mis verdes. Viejo y enfermo, este pobre cura todavía tiene ganas de subir y bajar. Además, ¡me muero por ver a mi Linilla! Buena falta me haces aquí. Francisca ya no sirve para nada; cada día está más chocha, y todo se le va en gruñir y regañar. Ni yo me escapo.

Palabra del Dia

hociquea

Otros Mirando