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Actualizado: 21 de junio de 2025


Tal superioridad se había mostrado ya desde la infancia, cuando ambos asistían a la escuela; no que D. Bernardo fuese un discípulo más aventajado, pues aunque los dos gozaran opinión de aplicados, todavía Hojeda le sacaba alguna ventaja en estudiar con ahínco las lecciones y escribir las cuentas con limpieza; pero D. Bernardo, toda su vida había tenido un nosequé de alto y superior, que infundía respeto.

Josefina, para quien su padre era un socio del Casino que venía a dormir a casa, y que no hallaba en su madre sino la encargada de satisfacer frívolos caprichos, ni veía en el aya más que una criada con vestido de seda, fue poco a poco acercándose a Lázaro, movida simultáneamente de la necesidad de un amigo para su soledad, de la simpatía que inspiraba el hombre y el respeto que infundía el clérigo.

El aterciopelado verde de la campiña se había cambiado en otro más pálido y amarillento; segada y recogida la yerba de los prados y despuntados los maíces, las mieses habían perdido toda su lozana frondosidad; y su aspecto, aunque bastante más risueño que la primavera de Castilla, infundía cierta tristeza en el ánimo que la había contemplado dos meses antes.

La reunión de estas individualidades en un grupo, lo que acontecía á veces, juntamente con la de otras personas de distinta clase, infundía á la Aduana cierta vida durante algunas horas convirtiéndola en teatro de escenas bastante animadas.

Y además, por pasar el tiempo. Pero no podrá usted dejar de confesar que infundía respeto en su banco de encina, con sus guantes blancos y su pechera, el día de la fiesta de la parroquia de San Juan. Yo prefería verle en el puente, con un hacha en la mano y su bocina en la otra respondió el ex artillero-cirujano-calafate llenando su vaso.

Viendo la recompensa que tenía mi ardiente cariño, comprendí que a nada podría aspirar en el mundo, y sólo más tarde adquirí la firme convicción de que un grande y constante esfuerzo mío me daría quizás todo aquello que no poseía. En vista del despego con que ella me trataba, perdí la confianza; no me atrevía a desplegar los labios en su presencia, y me infundía mucho más respeto que sus padres.

Al fin cesaron y el templo quedó en un silencio frágil y artificioso, a menudo roto por algún constipado rebelde o por el trompeteo de una nariz al sonarse. El orador era joven, alto y delgado, con grandes ojos negros enclavados en un rostro pálido y correcto. Vestía también sotana con sobrepelliz y bonete. Infundía respeto por su gravedad dulce y mansa.

Un artista, que por sus obras excelentes llegaba á merecer el título de maestro, reunía en torno suyo un grupo más ó menos numeroso de jóvenes á quienes revelaba los secretos del arte é infundía su propio espíritu, adiestrándolos lentamente para hacerlos primero sus ayudantes, luego colaboradores de sus obras.

Un personaje importante el tal vasco... La señora infundía respeto a los dos compatriotas del esposo, siempre con la cabeza alta, parca en palabras, llamando a Goycochea por su apellido, como si fuese un amigo en visita, mirándolo todo insolentemente con sus ojos de miope.

La guerra le había sorprendido viviendo en el Gran Hotel. Afortunadamente, recibió aviso dos días antes de la ruptura de hostilidades, pudiendo librarse de quedar prisionera en un campo de concentración... Y no quiso decir más. Era verbosa y franca al relatar los trabajos pasados, pero el recuerdo de los recientes le infundía una reserva inquieta y medrosa.

Palabra del Dia

rigoleto

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