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Actualizado: 21 de junio de 2025
Doña Inés, además, le tenía sorbidos los sesos. Doña Inés le infundía una veneración y un cariño alambicadamente espirituales, que la convertían para él en oráculo.
La soledad era su mejor elemento, porque ella le infundia ese recogimiento supremo que les diera su carácter de beatitud casi inimitable á todas las creaciones del gran artista sevillano. A este propósito es digna de mencion una obra superior de Herrera el viejo, que se ve en el primor salon.
La vista del paisaje, que, por lo variado y recogido, parecía un gran lienzo panorámico, me infundía siempre un sentimiento de bienestar, cierta deliciosa plenitud de vida, que solo las grandes ciudades meridionales poseen y saben transmitir al alma. Mas ahora sentíame triste y solo.
Desde luego, como había que explicar el rompimiento á las personas de su intimidad y esta explicación, dada por Clementina, tenía que serle favorable y perjudicial, por tanto, para Roussel, la dulce prima dió á entender que había descubierto en su primo cierto vicio que le infundía temores por su tranquilidad en el porvenir.
Realmente el barón de los Oscos en tal momento, con su rostro desfigurado, los ojos encarnizados, los grandes bigotes empalmados con las patillas, cerdosos y erizados, y el formidable torso pegado al caballo, era una figura que infundía espanto. Había que remontarse con la fantasía a la irrupción de los bárbaros para hallar algo semejante.
Pero su pasado le infundía miedo: eran muchas las maldades que llevaba realizadas contra este país. Tal vez la perdonasen la vida teniendo en cuenta la espontaneidad de su acto; pero el presidio, la reclusión con el pelo cortado, vestida de ruda estameña, condenada al silencio, sufriendo tal vez hambre y frío, le inspiraban una repulsión invencible... No: antes la muerte.
La barca que saliera daría la voltereta antes de mover un remo. A ver: ¡gente que me siga! Hay que salvar a esos pobres. Era la voz ruda e imperiosa del capitán Llovet. Se erguía sobre sus torpes piernas, la mirada brillante y fiera, las manos temblorosas por la cólera que le infundía el peligro.
Allí era el terror inútil; las matanzas diarias ordenadas por el fraile, de que di detalles en su biografía, tenían helada como un cadáver a la ciudad; pero Facundo necesitaba confirmar allí el espanto que su nombre infundía por todas partes. Algunos jóvenes sanjuaninos han caído prisioneros; éstos por lo menos le pertenecen.
Y siempre que oía hablar de firmas se reproducía en los cartilagos de sus orejas la sensacion recibida. Chico, dispensa, pero no firmo nada sin enterarme antes. ¡Que tonto eres! si lo firman dos carabineros celestiales, ¿qué tienes que temer? El nombre de carabineros celestiales infundía confianza.
Ferragut quiso reanudar la conversación, pero no encontró las primeras palabras. Temía parecer ridículo. Le infundía miedo esta mujer. Se dió cuenta al contemplarla con ojos adorantes de los grandes cambios que se habían efectuado en el adorno de su persona. Ya no vestía el tailleur obscuro con que la había visto por primera vez.
Palabra del Dia
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