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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Debajo de ellas sus luminosos cabellos, semejantes á una sombría lámpara de noche, lanzan misteriosos rayos de esmeralda y otros colores que, relumbrando ó palideciendo, revelan un sentimiento y cierto misterio inexplicable.
Esta antipatía de Fortunata no estorbaba en ella la estimación, y con la estimación mezclábase una lástima profunda de aquel desgraciado, caballero del honor y de la virtud, tan superior moralmente a ella. El aprecio que le tenía, la gratitud, y aquella conmiseración inexplicable, porque no se compadece a los superiores, eran causa de que refrenase su repugnancia.
El coronel, obedeciendo sus insinuaciones, había hecho inútilmente varias visitas á la duquesa. ¡Qué dolor tan inexplicable! decía don Marcos . No se comprende tanta desesperación por un joven aviador que no era mas que su protegido. A no ser que... Pero su respeto no le permitía insistir en esta sospecha irreverente. Con Atilio tampoco podía hablar.
No se escuchaba en la estancia otro rumor que el de las páginas en el silencio. De pronto, una onda ignota, un soplo, algo inexplicable, hízole mirar hacia afuera.
Pero Rubín se puso a hablar con Feijoo, que le preguntaba por aquel inexplicable casamiento de su hermano con una mujer maleada. Don Basilio pegó la hebra con los curas de tropa y con Nicolás Rubín. En aquel círculo le hacían más caso que en el suyo, y se despachaba más a su gusto.
No sé adónde diablos se me ha ido la razón... Esta mujer me ha embrujado... Nada, enteramente imbécil». iii En la soledad de su alcoba, encontrose mi hombre más dueño de sí mismo, habiendo vencido aquella turbación inexplicable con que saliera de la casa de Santa Cruz. Despidió a su criado, después de quitarse la ropa, y envuelto en su bata se tendió en el sofá.
Y presenció cosas maravillosas, instantáneas, como si todas las reglas de la vida acabasen de sufrir un trastorno caprichoso. Un oficial que estaba á pocos pasos emprendió un vuelo inexplicable.
Julián, por reacción natural del miedo disipado, que se trueca en inexplicable gozo, iba a reírse del suceso; pero notó que Nucha, cerrando los ojos y apoyándose en la pared, se cubría la cara con el pañuelo. No es nada, no es nada... murmuraba. Un poco de llanto nervioso.... Ya pasará.... Estoy aún algo débil....
Tampoco puedo explicarme cómo los periódicos, que atisban el menor de nuestros defectos para publicarlo inmediatamente permanecen ciegos para el Hombre-Montaña.... Debo confesar, sin embargo, que yo también he vivido en esta ceguera inexplicable, y sólo anoche vi la realidad, gracias á la sugestión de un poeta eminente, el más grande de todos los poetas que hoy existen, y después de esto casi resulta inútil que os diga su nombre.
Otro de ellos apoyó á su compañero con rotunda afirmación, para atraerse la mirada del jefe. Estaba seguro de su partida por tierra. El mismo le había ayudado á calcular lo que le costaría el viaje á Barcelona. Ferragut no quiso saber más. Necesitaba marcharse cuanto antes. Este viaje inexplicable de su hijo era para él un remordimiento y un motivo de alarma. ¿Qué ocurría en su casa?
Palabra del Dia
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