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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Luego la idea de la medida del tiempo no es nada absoluto; es esencialmente relativa; es la percepcion de las relaciones entre varias mudanzas. Siempre que estas relaciones permanecieran intactas todas, el tiempo seria para nosotros el mismo. Si el tiempo no es nada absoluto, la mayor ó menor velocidad es inexplicable.
Cuando d existe, ya no queda nada de c; no queda substancia porque por el supuesto ó no hay tal substancia, ó es una cosa transitoria; no queda acto de conciencia, porque el d es numéricamente distinto del c, y además hemos visto que no se puede admitir la permanencia del fenómeno; luego es absolutamente inexplicable, incomprensible, como en el acto d puede haber la representacion del c.
Cuando terminó la sonata, ambos quedaron un rato en silencio, oprimidos por ese inexplicable deseo que la música infunde, de una dicha excesiva, superior a la condición humana. Ella echó sobre Julio una rápida mirada; estaba un poco pálido y tenía los ojos húmedos, absortos en ella; sus palabras, al reanudar la conversación, tomaron el dejo humilde. En esto apareció Laura.
Muchas veces en mi vida, otras mujeres me han dicho, después de un acto suyo inexplicable: «No te esfuerces; los hombres nunca llegan á entendernos...» Yo digo lo mismo: una mujer tampoco puede comprender á un hombre... Te amo ahora porque me inspiras lástima, y la lástima conduce á la ternura, y la ternura es el verdadero amor, un amor que yo no había conocido nunca. Cada uno ama á su modo.
Aquí, casi bajo mis plantas, la ciudad romana y gótica, triste, sucia, sombría, en laberinto inexplicable, pero llena de misterio, de tradiciones y monumentos típicos.
Doña Manuela, sin ser devota, pues el echar criaturas al mundo no la dejó tiempo para ello, profesaba cierto respeto inexplicable e inconsciente a las cosas y personas sagradas: sobre todo, desde que su hijo mayor se hizo cura, comenzó a tener una como sombra de veneración indeterminada y vaga a la clase sacerdotal; así que, cuantas veces asistía a semejantes diálogos, pasaba un mal rato.
Aquellas hermosas arboledas de la playa del Pisuerga, que me parecieron un prodigioso esfuerzo progresista en Valladolid, contribuyeron á probarme la tenacidad de los viciosos hábitos españoles. Es inexplicable el odio que los castellanos profesan á la naturaleza en sus mas simpáticas y atractivas manifestaciones.
La mujer se convierte en una maravilla, en un monumento; parece rodearse de ese prestigio inexplicable que circuye á una estátua; nos llama á sí con la atraccion eléctrica que en nosotros produce el arco Iris; no es mujer, repito: es una melancolía delicada, un arte sublime, un gran poder, porque el elemento maravilloso, ese algo fantástico á que suele darse tan poco sentido, es un poema armonioso é infinito que la naturaleza ha grabado en nuestro corazon.
En estas visitas ocurría la particularidad inexplicable de que D. Benigno no hablaba de Sola ni de cosa alguna que con el cansado matrimonio tuviese relación.
Algunas veces perdía el sonriente aplomo de su amoralidad; parecía dudar con cierto miedo, pero después seguía adelante con mayor ímpetu, guiada por sus impulsos. Y esta criatura bella e inconsciente, sin más regla de voluntad que el instinto, venía de pronto hacia él por un capricho inexplicable. ¡Dulces sorpresas de la existencia!... No era posible dudar.
Palabra del Dia
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