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La Sima de Cabra, que tanto llamó la atencion de Cervantes, se abre á un lado de aquella sierra en el llano que hay á la espalda del tajo que llaman de Camarena. Las generaciones unas á otras han ido desde una época muy remota legándose maravillosas tradiciones y consejas que la hacen objeto de pavor entre la gente sencilla. Rasis decia que era una de las puertas de la caverna de los vientos.

A la verdad, ni ahora ni nunca habrá un solo español que rebaje la gloria de Lincoln; todos ensalzaremos esa gloria, pero alguna, aunque sea menor, nos toca colectivamente, porque dimos de buena voluntad y no por fuerza libertad á los esclavos negros de Cuba; y alguna gloria también, anterior y á mi ver más clara y con algo de divino, nos toca por haber sido de nuestra raza santos varonescomo Alonso de Sandoval y Pedro Claver, que hicieron por los negros, en un siglo en que aún se ignoraba hasta el nombre de filantropía, movidos de caridad cristiana, obras maravillosas por amor de Dios y de los negros de Africa.

El maná imperceptible y cristalino alimentaba su cuerpo de campanario tumbado, haciendo circular bajo la piel grasosa ríos purpúreos de sangre caliente. La transparencia de los seres planctónicos evocaba en la memoria de Ferragut las coloraciones maravillosas de los habitantes del mar, ajustadas exactamente á las necesidades de su conservación.

Y pues se han de contar maravillosas Hazañas del cosario mas grandioso Que escriben las historias mas famosas, Y mas determinado y venturoso, Conviene que pongamos tales cosas En un canto por si maravilloso, Pues puso en maravilla á nuestra España El capitan Francisco y su hazaña. Viene y atraviesa el Estrecho el capitan Francisco Drake. Prende Lerma al Dean y religiosos en Tucuman.

El de bañarse, fregarse y escamondarse, fue el primero que les inspiró, y para que le lograsen, como le lograron, los introdujo en unas maravillosas termas, donde brochas y suaves cepillos automáticos los ungieron con aromático y espumoso jabón y les dieron gratas y purificantes fricciones.

Lo mismo ocurre con el lugar de la escena; tierras maravillosas, Palestina, el reino de Navarra, el imperio del Gran Kan, palacio de Macedonia, y no sólo se desconoce y falsifica la superficie de la tierra, sino que el sistema planetario sufre asimismo un cambio radical.

Visitaron el rústico emparrado bajo el cual habían hecho sus ramos un día y desde el que se disfrutaba de tan maravillosas perspectivas; siguieron un trecho por las orillas del riachuelo sobre cuyas tranquilas aguas inclinaban los sauces sus ramajes; no se detuvieron sino en la glorieta donde tuvo Delaberge la primera revelación del amor de Camila por el hijo de la señora Miguelina....

Una platería de un chueta le retuvo largo tiempo. Admiraba las cadenas de oro hueco fabricadas para las payesas, los botones de filigrana con una piedra en el centro, reputando en su interior todos estos objetos como las obras más perfectas y maravillosas creadas por el arte de los hombres. ¡Si entrase en la tienda para comprar una docena de aquellos botones!... ¡Qué sorpresa la de la atlota de Can Mallorquí cuando él se los ofreciese para adornar sus mangas!... Seguramente que los aceptaría de él, un señor grave al que miraba con respeto filial. ¡Enojoso respeto! ¡Maldita gravedad la cuya, que le estorbaba como un fardo abrumador!... Pero el heredero de los Febrer, el descendiente de opulentos mercaderes y heroicos navegantes, tuvo que desistir pensando en el dinero que guardaba en su faja.

Mi joven doctor, a riesgo de molestar a aquellas damas, empezó a relatarnos las curas maravillosas y singulares que había hecho, sazonando la relación con anécdotas más o menos picantes, a las que sólo yo prestaba atención, porque, como he dicho anteriormente, yo escucho siempre por oficio.

El capitán Llovet, como decían en la playa, era un gitano de mar, y trataba su barco como a un burro de feria, haciéndole sufrir transformaciones maravillosas.