United States or Laos ? Vote for the TOP Country of the Week !


El de bañarse, fregarse y escamondarse, fue el primero que les inspiró, y para que le lograsen, como le lograron, los introdujo en unas maravillosas termas, donde brochas y suaves cepillos automáticos los ungieron con aromático y espumoso jabón y les dieron gratas y purificantes fricciones.

Se sabe, por ejemplo, que en 1639 hizo uno del Almirante de Castilla Don Adrián Pulido Pareja: Palomino que lo vio en casa del Duque de Arcos, dice, que esta hecho «con pinceles y brochas de astas largas que usaba algunas veces, para pintar con mayor distancia y valentía; de suerte que de cerca no se comprendía y de lejos es un milagro»; añade que lo firmó en latín; y hasta refiere una anécdota, según la cual estando el cuadro puesto hacia donde había poca luz y entrando el Rey, como solía, a ver pintar a Velázquez, confundió la pintura con el hombre, preguntando al retratado: «¿Qué, todavía estas aquí? ¿No te he despachado ya? ¿Cómo no te vas? y luego comprendiendo su error dijo al artista: Os aseguro que me engañé

La anaquelería se compone de una profusión de tarritos, de frasquitos, de útiles y objetos extraños, de caretas de caucho, de brochas, de instrumentos de masaje, de vibradores eléctricos, de espátulas, etc., etc. La tienda está dividida en seis departamentos. Una dama de aspecto muy juvenil está en el mostrador y comprueba las sumas de su libro Mayor.

Es de piedra, está sentada con el niño Jesus en el regazo, en el cual por cierto se halla el divino infante como hundido; y parece escusado añadir que ambas figuras han sido repetidamente acariciadas en estos últimos siglos por las brochas de los pintadores. Así lo atestiguan Beda y Mabillon. Véase Flores, España Sagrada; Masdeu, Hist. crít., etc.

Guiado por el ingeniero, el movimiento torpe del agua sigue la dirección que se le traza, y se la ha distribuído por las más finas pinzas y delicadas brochas, igual que por los más fuertes engranajes de la poderosa máquina.

Tenía el volumen unas tapas multicolores, cubiertas de diversas piezas de cuero formando mosaico. Sus hojas eran de triple pergamino, y las traducciones de Flimnap habían sido trazadas con brochas gordas, dando á cada letra el tamaño de la cabeza de un habitante del país. Gillespie, poniéndose la rodaja de cristal sobre uno de sus ojos, empezó á leer.

La atmósfera intelectual creada por tales artistas y poetas, de los cuales unos eran ya muertos y otros aún vivían, fue el ambiente que comenzó a respirar Diego Velázquez, quien casi niño salió de poder de Herrera, adusto y regañón, original e intransigente, que dibujaba con cañas quemadas y pintaba con enormes brochas, y fue a parar a la escuela de un hombre bondadoso, apacible, imitador de los italianos, cuya morada debía de ser academia donde prevalecía el gusto clásico, fruto de la más pulcra ilustración, pero al fin clasicismo de reflejo.

Tal vez por esto en vida no fué muy elogiado Herrera de sus coetáneos que le miraron con prevención, y únicamente Lope de Vega le dedicó algunos versos en el libro segundo de su famoso Laurel de Apolo. Del maestro sevillano se dice que «dibujaba con cañas y manejaba el color con gruesas brochas», teniendo singular destreza para ello, y terminando su obra con una rapidez que pasmaba.