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Actualizado: 24 de junio de 2025


Paseábanse con los dedos enlazados, hablando apenas y mirándose, de tiempo en tiempo, en los ojos, sin sonreír. La doncella le llevaba a los sitios más frondosos y ocultos. Allí la naturaleza les descubría en la mariposa, en el pájaro, en el más menudo insecto, su impura inocencia. El mágico deseo palpitaba, aleteaba, chirriaba ante ellos, en la quietud blanda y calurosa del verano.

Oíd... mi primera mirada de amor para vos, fué una mirada impura, ¿sabéis por qué?... por que vi en vuestros ojos el alma que yo anhelaba encontrar; porque vi en vos una hermosura que me enlanguidecía, que absorbía mis sentidos, que llenaba mi corazón; sentí un dolor agudo, porque, como doña Clara, no podía deciros: eres mi primero y último amante... ya lo sabéis.. yo, que hubiera sido vuestra cuando vos hubiérais querido, no lo seré nunca...

La política mas impura se elabora en esos salones y esas alcobas, donde tienen sus templos la lisonja, la empleomanía y el interes. Pero he recogido en España abundante provision de anécdotas que edificarían al mejor amador de escándalos. No las relataré, pues, gracias á los Españoles, tengo mejores cosas de qué hablar....

Disimulaba el bufón su amor, le comprimía, le devoraba, le contenía, aunque por distinta causa. El padre Aliaga obedecía á sus deberes. Sacerdote, debía combatir aquella tentación impura. Cristiano, debía huir del solo pensamiento de unos amores adúlteros. El tío Manolillo debía respetar, respecto á Dorotea, otra razón gravísima para todo corazón de sentimientos elevados. Dorotea no podía amarle.

Sus linfas puras entre fango nacen Mas cristalinas caminar se ven, Cual nacida de la tierra impura, Pura te miro caminar tambien. Adios, mujer nacida para inspirar amores, Nacida como nacen en el jardin las flores, Para esparcir en torno su misterioso olor; ¡Adios! palabra amarga que sale de mi seno, Y que mis labios quema como letal veneno, Cuando en mis ojos brilla la gota del dolor.

LEONOR. ¡Si ver pudieses la lucha horrenda que mi pecho abriga! ¿Qué pretendes de ? ¿Que infame, impura, abandone el altar, y que te siga amante tierna a mi deber perjura? Mírame aquí a tus pies, aquí te imploro que del seno me arranques de la dicha; tus brazos son mi altar, seré tu esposa, y tu esclava seré; pronto, un momento, un momento pudiera descubrirnos y te perdiera entonces.

Sin embargo, en días posteriores, menudearon las exigencias de la impura. Pidió un boa, jabón de olor, un palanganero, chambras bordadas y una bata.

Así como la deformidad y el empequeñecimiento son, en el alma de los individuos, el resultado de un exclusivo objeto impuesto a la acción y un solo modo de cultura, la falsedad de lo artificial vuelve efímera la gloria de las sociedades que han sacrificado el libre desarrollo de su sensibilidad y su pensamiento, ya a la actividad mercantil, como en Fenicia; ya a la guerra, como en Esparta; ya al misticismo, como en el terror del milenario; ya a la vida de sociedad y de salón, como en la Francia del siglo XVIII. Y preservándoos contra toda mutilación de vuestra naturaleza moral; aspirando a la armoniosa expansión de vuestro ser en todo noble sentido, pensad al mismo tiempo en que la más fácil y frecuente de las mutilaciones es, en el carácter actual de las sociedades humanas, la que obliga al alma a privarse de ese género de vida interior, donde tienen su ambiente propio todas las cosas delicadas y nobles que, a la intemperie de la realidad, quema el aliento de la pasión impura y el interés utilitario proscribe: la vida de que son parte la meditación desinteresada, la contemplación ideal, el ocio antiguo, la impenetrable estancia de mi cuento.

Eran a modo de clara de huevo. ¡Ay de la que no las soltaba en aquel registro, que tenía la solemnidad de una ceremonia religiosa! Cuando el pañuelo surgía sin ellas o con manchas de sangre, un griterío de muerte estallaba contra la impura. Era la demostración de su falta de virginidad.

Era la sangre traidora que á Ataide bañado habia del leon, que aparecia, señalando, vengadora, aquel abrazo de amor, aquel delirio infinito; y cual testimonio escrito, indudable, acusador, y cual señal de una afrenta, en la blanca vestidura, marcada su huella impura, dejó una mano sangrienta. ¿Por qué, si no estás herida, si al leon no te acercaste gritó Jucef te manchaste? ¡No lo !

Palabra del Dia

rigoleto

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