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Actualizado: 9 de junio de 2025
¡Un esfuerzo infructuoso en uno de esos momentos, un golpe de mar combinado con una ráfaga del huracán y.... y una línea que se abre en los abismos cerrándose inmediatamente hubiera guardado en el misterio existencias que alentaban vida, salud, amores, esperanzas, ilusiones!
El dibujo tenía al pie esta inscripción: «La fragata española La Constancia, al mando de su capitán don Blas de Aguirre, al amanecer del día 3 de febrero de 1793, en el meridiano de la isla Rodrigo, atormentada con mares gruesas del nordeste y sudeste, corriendo un huracán en su viaje de Manila a Cádiz, en el que perdió todos los gallineros de la toldilla, vasijería, cubas y varias tablas de obra muerta.
Prudentes timoneros Que con membrudos brazos Luchais contra las olas Que agita el huracan, Poned la proa al viento Con ánimo esforzado, Fijando el gobernalle Con mano de tiran! Alzad, de alarma al grito, Vencidos, no domados, Cerniendo la melena Como soberbio leon; Alzad y ante los bustos De hermanos degollados, Levante un pueblo libre Su ajado pabellon.
Alza la frente que abatió la pena; Sacude el huracán de tu melena; Llene el viento el clangor de tus rugidos... Despierta, hermosa leona castellana, Que tus huestes tocando están a diana, Con los aceros hacia a tí rendidos.
Ya distinguía la fila de pedruscos semejante á las ruinas de una pared. Después vió el montón que formaba la tumba y los dos maderos en cruz. Empezaba á soplar de nuevo el huracán cuando llegó ante el rústico mausoleo del desierto. Pero el gaucho parecía insensible á las ferocidades de la atmósfera y de la tierra.
Era la timidez europea que resucitaba. «Yo he estado allá, y sé lo que es aquello decía el compañero viejo . Nada de miedo; esta vez, con mi experiencia, estoy seguro del éxito...» Y Maltrana, burlón y escéptico, que iba a América sin saber ciertamente para qué, se había sentido de pronto arrebatado, lo mismo que los otros, por este huracán de optimismo.
Ordena, yo obedecere. Yo soy quien vuela sobre el aquilon y el que prepara las tormentas. La tempestad que he dejado detras de mi esta todavia ardiendo con los fuegos de los truenos y de los relampagos. Para llegar mas pronto en donde tu te hallas ha atravesado la tierra y los mares en un huracan.
Avanzó, cogiéndose con ambas manos a la barandilla, y llegó hasta su cuarto. El huracán, penetrando por la ventana abierta, se había enseñoreado de él; los papeles volaban, los muebles a que se iba agarrando estaban mojados. Sus manos tropezaron con el sillón del escritorio, y se sentó sin intentar siquiera buscar los fósforos ni cerrar la ventana.
Esta cultura es una civilizacion que vive á expensas de la verdad y del ser de las cosas; de esa verdad que Dios ha puesto en todas partes; la verdad con que el humo sube, con que baja la piedra, con que la luz alumbra, con que la lava quema, con que la catarata corre, con que el huracan arrebata; esa verdad que es el gran enigma, el gran principio, la gran ciencia, el dogma sempiterno de la creacion.
Sí, hasta ahora... y gracias á que el duque de Lerma está mareado, nadie nos ha dicho una palabra; pero en la corte, los mareos salen por donde entran; se amaña en minutos lo que parecía imposible, y el viento cambia de tal modo, que el que era céfiro blando para alguno, se le convierte de repente en huracán que le echa por tierra; particularmente yo, si paro algunas horas más en Madrid, dóime por embargado, y por algún tiempo, porque yo no he de hacer ni puedo hacer lo que sería necesario hacer para no ser encerrado.
Palabra del Dia
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