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Actualizado: 9 de mayo de 2025


Pero ellas, verdaderas hijas de su padre, deseaban vivir en este ambiente de libertad, y protestaban con llantos desesperados y convulsiones en el suelo, hasta que las volvían a la absoluta independencia de aquel caserón por donde pasaban el dinero y el placer como un huracán de locura. La gitanería más famosa acampaba en la casa señorial.

La hermosura y riqueza que nos dan los hombres perece bajo la espada de los hombres: solo tus inagotables tesoros sobreviven al furor de las armas, al tremendo empuje de los siglos, á la devastadora fuerza de las revoluciones que pasan como el huracan sobre la frente de los pueblos.

En las montañas de la fresca Helvecia En la voz del torrente y huracan, Creiste sentir el silvo de la flecha Con que á su patria, Tell, dió libertad; Que la naturaleza habla á los hombres Para los grandes hechos recordar.

Diez minutos despues de alejarme de aquel monumento que es el orgullo del poder industrial de Inglaterra y el mas noble testimonio de su cosmopolitismo civilizador, arrastrado en el fondo de un vagón por ese huracán de hierro que se llama locomotiva, sentía esa sensación vaga que nos queda siempre en la memoria después de un sueño magnífico.

El espíritu del sietemesino, revuelto desde el fondo a la superficie por la pasión, como un mar sacudido por furioso huracán, se corría, digámoslo así, de una parte a otra, explayándose en toda idea que se le pusiese delante.

Casi abandonada la nave de dirección y de auxilios humanos, corrió aún no poco tiempo con velocidad vertiginosa, a merced del huracán que la impelía sobre la líquida faz del Océano, que ya la levantaba en sus oleadas, ya la precipitaba en la medrosa hondura que entre dos montes de agua a cada momento se abría. La nave de Morsamor no pudo resistir más.

Y la labor penosa en la calma aparente que al huracán precede y volverá a bramar, con la tarea siguiendo más firme, más prudente, provocará otra lucha aun más tenaz y ardiente hasta que consigamos tus lágrimas secar.

Se presenta fria, tiene defectos ademas de los que son propios de su estilo; mas hasta en ella sentireis... , ¿quién no siente ni se inspira ante el monumento que ha ido creciendo piedra sobre piedra mientras no lejos de él iba desmoronando el huracan las casas levantadas al Señor por hombres de otros siglos, ya medio derribadas por la revolucion que llevan inoculada en las generaciones que viven hoy sobre el ensangrentado suelo de todas las naciones?

En los periódicos de entonces puse algunas anacreónticas; pero no con mi nombre. Anacreónticas; siga usted; vamos a lo gordo. Cuando los franceses, escribí un folletito que no llegó a publicarse... ¡como ellos mandaban! Folletito que no llegó a publicarse. He hecho una oda al Huracán, y una silva a Filis. Huracán, Filis.

Cabía temer que también pasaran estas ráfagas consoladoras, como había pasado el huracán de antes, y yo lo temí seriamente; pero iban corriendo los días, y lejos de pasar con ellos, cada vez se dejaban sentir más halagüeñas y me traían nuevas fragancias.

Palabra del Dia

commiserit

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