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Actualizado: 9 de mayo de 2025


Ayer el almendro cargado de flores Estaba, mas vino furioso huracan, Y hoy roto y marchito, sin flores, sin hojas, Se ofrece á los rayos del gran luminar. Ayer á mi patria miré que gozaba Los bienes preciosos de paz é igualdad, Y hoy veo que esclava, y en sangre revuelta Se ofrece á los rayos del gran luminar.

Por poco me tira de espaldas aquel huracán; pero como conozco a Francisca, tomé el partido de esperar que hubiese acabado su letanía de tontunas. ¿Qué pasa? No me hables; estoy furiosa. Ya lo veo. Tengo una rabia... También eso es visible. Figúrate que la señorita Bonnetable acaba de venir a traer a mamá un gran chisme sobre ... ¡Ah!... Se puede saber...

Pero este huracán de fraternidad había sido demasiado impetuoso para mantenerse en los límites de un continente, y pasando los mares se difundía por Europa entera. Al final, ingleses, alemanes, franceses y belgas entraban en la gran alianza. ¡Viva la confederación universal!

Del tiempo la corriente Bramando se derrumba, Como la voz rugiente Del huracan retumba, Y en rápida carrera La humanidad lijera Se hunde en la eternidad. Despeñados los siglos Cruzan los hemisferios, Como inmensos vestiglos Se abaten los imperios, Y en medio á la ruina Encúmbrase divina La santa Libertad.

Trabajando sin cesar, el río destruye y renueva constantemente sus orillas, sus islas, sus bancos de arena, y como la tempestad y el huracán, es una fuerza de la naturaleza que modifica visiblemente la apariencia exterior de la tierra. Tal vez en el porvenir esta corriente de agua que fué un río y que actualmente es un arroyuelo, disminuirá su caudal hasta el punto de que un pájaro pueda secarlo.

Se les hubiera creído perdidos a consecuencia del huracán, y mañana, otras dos escampavías se pondrían en mi persecución. Mañana, Blasillo, ni un brick, ni una fragata, ni un navío se atreverá a ello, tan grande ha sido el terror que he sabido inspirarles.

Después que el gigante hubo limpiado de gentío los salones de Momaren, haciendo huir á todos al fondo de la casa para librarse de su bombardeo líquido, irguió su estatura y fué á un determinado lugar de la fachada de la Universidad, lanzando varios silbidos con la estridencia de un huracán.

En el cielo, vibrante de calor, no se veía nada más que una nube aparecer por el horizonte, cobriza, densa, como una nube de granizo, con el ruido de un huracán entre las mil y mil ramas de un bosque. Aquella nube era la langosta.

El órgano había callado. Levanté la frente, y quise huir..... Pero ya era de noche, y las tinieblas me rodeaban. Llegó en esto mi amigo, y me sacó de la Catedral. Una furiosa tormenta estaba descargando sobre Toledo..... Pero se acercaba la hora de partida del tren, y tuvimos que salir á escape entre la granizada y el huracán, como almas que se lleva el diablo.

Esto no podía chocarle a nadie: era de razón y de necesidad. En una de sus viradas, tropezó con el fiscal que le detuvo para decirle: Vamos, amiguito, «si buenos azotes me dan, bien caballero me iba». No hay que quejarse. ¿Lo dice usted le preguntó Leto enronquecido y algo convulso , por lo del libelo ese? Hombre respondió el fiscal recogiendo velas delante de aquel huracán a la sordina, y no.

Palabra del Dia

bagani

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