Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de junio de 2025
En los periódicos de entonces puse algunas anacreónticas; pero no con mi nombre. Anacreónticas; siga usted; vamos a lo gordo. Cuando los franceses, escribí un folletito que no llegó a publicarse... ¡como ellos mandaban! Folletito que no llegó a publicarse. He hecho una oda al Huracán, y una silva a Filis. Huracán, Filis.
Cierto... Ese prólogo debe darle a usted extraordinaria importancia. Por lo demás, no he publicado otras cosas... Conque una oda y otra oda dije yo recapitulando y una silva, anacreónticas, una traducción original, un folletito que no llegó a publicarse, y un prólogo que se publicará... Eso es. Precisamente.
Las anacreónticas ó yámbicos de siete sílabas, ligados por la asonancia, como, por ejemplo, en el acto primero de la Gran Zenobia, de Calderón.
Al oír esto no estuvo en mí tener más la risa, despedíme cuanto antes pude del sabio don Timoteo, y fuíme a soltar la carcajada al medio del arroyo a todo mi placer. ¡Por vida de Apolo! salí diciendo. ¿Y es este don Timoteo? ¿Y cree que la sabiduría está reducida a hacer anacreónticas? ¿Y porque ha hecho una oda le llaman sabio? ¡Oh reputaciones fáciles! ¡Oh pueblo bondadoso!
La voz del seminarista, entonando sin cesar sus groseras anacreónticas, resonaba formidablemente entre las peñas. Andrés callaba ya como un mudo. Se hallaba sobrecogido de respeto y emoción ante aquella vigorosa naturaleza, que no había visto más que en los paisajes al óleo o a la aguada. ¿Estamos muy lejos de Riofrío, amigo? No, señor; ya hemos entrado en el concejo de las Brañas.
Palabra del Dia
Otros Mirando