Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 8 de julio de 2025
Como lira ó estrofa rimada de seis versos, alternando los yámbicos de tres y de cinco pies, rimando los cuatro primeros de suerte, que el tercero consuena con el primero, el segundo con el cuarto y los dos últimos entre sí.
A Hormesinda sucedió Guzmán el Bueno, otra tragedia del mismo autor. Pronto emprendieron la misma senda diversos poetas: José Cadalso con su Sancho García, en la cual se imitan los alejandrinos con rimas pareadas de yámbicos de cinco pies; Gaspar Melchor de Jovellanos con su Munuza, de igual asunto que la Hormesinda, é Ignacio López de Ayala con su Numancia destruída.
Véanse las Obras sueltas, de Lope de Vega, tomo XII, pág. 15. V. esta HISTORIA, tomo III, pág. 424. Este monólogo nos hace recordar la comedia de Tirso, no sólo por sus pensamientos, sino también por su versificación, porque se intercalan también algunos versos yámbicos entre los trocáicos.
Una noche, por ejemplo, se ponían en la escena en movimiento los muñecos de palo de Racine y de Corneille, oyéndose en monótonos yámbicos españoles lo que los franceses califican de dignidad indispensable del estilo trágico, esto es, frases ridículas de polichinelas, como la siguiente: Mourons, mon cher Osmin, moy comme un visir, et toi Comme le favorí d'un homme tel que moy.
La prosodia, del mismo modo que la rima, se acordaba con las emociones de su alma, mucho mejor que el sentido de las palabras; la acentuacion repetida y precipitada, que golpeaba cada segunda sílaba en los versos yámbicos, parecia corresponder á las pulsaciones de su corazon, y al movimiento del alma.
En cuanto al lenguaje, se observa que las combinaciones métricas más usadas son las redondillas y quintillas, empleando también con frecuencia yámbicos de seis pies, sin rima; el romance, al contrario, se ve pocas veces, y ordinariamente sólo en las narraciones. Los tres diamantes y La fuerza lastimosa, pueden considerarse como tipos del período más antiguo de las composiciones de Lope.
Notable es en especial el mérito de Manolo, tragedia para reir ó sainete para llorar, escrito en los yámbicos de cinco pies de la literatura clásica, y en estilo patético sublime, hablado por la hez del populacho de Madrid, que forma singular contraste con la bajeza del asunto, y hace un efecto cómico indescriptible, salpicado aquí y allí de las locuciones más rastreras y chabacanas.
También D. Manuel José Quintana, nacido en Madrid en 1772, demostró felices disposiciones para la tragedia en su Pelayo, que se distingue por la grandeza de sus ideas y por su dicción enérgica y perfecta. Téngase presente, no obstante, cuando hablamos del lenguaje de todas estas tragedias, que, en lo general, están escritas en yámbicos sueltos de cinco pies, sin rima alguna.
Las anacreónticas ó yámbicos de siete sílabas, ligados por la asonancia, como, por ejemplo, en el acto primero de la Gran Zenobia, de Calderón.
A menudo hacía de gracioso el personaje que representaba al demonio. La parte recitativa, ordinariamente en yámbicos cortos, alternaba con la música y los coros. Indudablemente exigió la representación de estas piezas numeroso personal y gran aparato escénico.
Palabra del Dia
Otros Mirando