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Actualizado: 25 de junio de 2025


Pero ¿qué lengua hablaban estos protoscitas o hiperbóreos, cuyo centro y foco civilizador fue un París de hace seis o siete mil años lo menos? Hablaban la lengua euskara, vulgo vascuence. ¿De dónde habían venido? Habían venido de la Atlántida, que se hundió. ¿Qué conocimientos tenían?

No sin razón ha dicho Quinet que «el alma que acude a beber fuerzas y energías en la íntima comunicación con el linaje humano, esa alma que constituye al grande hombre, no puede formarse y dilatarse en medio de los pequeños partidos de una ciudad pequeña». Pero así la grandeza cuantitativa de la población como la grandeza material de sus instrumentos, de sus armas, de sus habitaciones, son sólo medios del genio civilizador, y en ningún caso resultados en los que él pueda detenerse.

Lo contrario sería conspirar á que prevaleciese el villano refrán de que quien roba á un ladrón tiene cien años de perdón, y contribuir á que la vida, la historia, el desenvolvimiento civilizador de la sociedad sean una trama inacabable de bellaquerías.

Salta, Jujuy, Tucumán, Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos serían hoy otras tantas Buenos Aires si se hubiese continuado el movimiento industrial y civilizador tan poderosamente iniciado por los antiguos unitarios, y del que, sin embargo, han quedado tan fecundas semillas.

Al llegar casi al puerto de Barcelona sentí prolongarse en los aires un silbido agudo que me llenó de placer. Era el aliento de una locomotiva, en uno de los ferrocarriles catalanes. La tierra enviaba como el mar su grito civilizador, saludando la locomotiva de la estacion á la que llegaba dominando las ondas.

Pero la familia del boga, que vive de pescado, en el sopor, la inercia y la corrupcion, no podrá regenerarse sino despues de muchos años de un trabajo civilizador, ejercido por la agricultura y el comercio invadiendo todas las selvas y las soledades del bajo Magdalena.

El incansable celo, las peregrinaciones, los escritos, las discusiones sostenidas por estos en los concilios desde los tiempos del grande Osio, son las pruebas mas concluyentes y luminosas del espíritu eminentemente civilizador de la Iglesia de Jesucristo.

La historia de su raza es la de las grandes degollaciones de su país; en sus antepasados, tal vez no haya uno durante tres siglos después de la conquista de las Antillas, que no haya sido brutalmente degollado por algún civilizador; sin embargo, no conservan ningún rencor, y su honrada bondad se armoniza con su límpido cielo, sus tierras tan fecundas, y sus arroyos con inmarcesibles y encantadoras riberas.

La primera revolución francesa, con tantos horrores y tanta sangre y dando por último resultado á un déspota que sin propósito fijo, civilizador y humano, mantiene durante años la confusión y la guerra en Europa; la propensión del pensamiento filosófico hacia el pesimismo y hacia el más grosero ateísmo y la aparición ó la mayor difusión y el más hondo arraigo de espantosas doctrinas que, no sólo tiran á subvertir el organismo social, sino á arrancar de cuajo los fundamentos en que el orden actual se sostiene, han apocado acaso, con la repugnancia y el terror que inspiran, el espíritu religioso de muchos individuos é instituciones, y entre éstas la de los jesuítas sin duda.

En los círculos sociales y políticos de sus respectivos países un poco remisos al progreso, lentos en su desarrollo, un poco estrechos en su economía, trágicos en su política, caóticos y confusos en su total existencia narrarán lo que vieron en Buenos Aires, dando a sus oyentes la sensación de haber contemplado en el Sur el foco civilizador del Continente, un foco en que, por virtud del progreso, de la cultura y de la riqueza colectiva, por la tolerante convivencia de todas las ideas, en sólida y arraigada paz, es ya su luz fija y segura, irradiando sobre todos los pueblos que moran en lamentable turbulencia entre el mar Caribe y el río de la Plata.

Palabra del Dia

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