United States or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !


Después del sangriento fracaso de aquella intentona nocturna, los dos volvieron á trabajar en el Paraguay, en la recolección del mate. Ellos eran los más inmediatos consumidores, pues sentados al borde del gran rio en las horas de descanso, chupaban incesantemente el canuto hundido en la pequeña calabaza rellena de hierba olorosa y de agua caliente que sostenían en una mano.

Era una merluza de más de tres libras, que parecía de plomo brillante, con el escamoso vientre hundido en la salsa, un fresco cogollo de lechuga en la boca, y en torno de la cola unos cuantos rabanillos cortados en forma de rosas.

Un castillo fingía perspectiva lejana: de rubíes y oro le forjé en mis ensueños; pero sus muros eran de arcilla... Una mañana se derrumbó el dorado castillo de mis sueños. El corazón, roído por un pesar muy hondo, se abandonó al miraje de una quimera loca; bebí, para curarme, de su copa sin fondo y su embriaguez me ha puesto amargor en la boca. Hundido en las tinieblas, muero calladamente.

Se lanzó el carruaje montaña arriba, por un camino de violentos zigzags. Al final de cada ángulo se mostraba Monte-Carlo, más hundido, más pequeño, como una ciudad de caja de juguetes, con los tejados rojos y muchas hormigas siguiendo el hilo de sus calles para aglomerarse en la plaza.

Lubimoff pasó más de una hora, muellemente hundido en un sillón del bar, oyendo á Castro. Las ramas de los grandes árboles de la terraza arañaban dulcemente los vidrios de las ventanas en la penumbra del crepúsculo. Atilio exteriorizó su melancolía lamentando la parquedad del .

Parecía más grande, más fuerte, á pesar de la palidez verdosa que descoloraba su rostro. Las dos señoras iban vestidas de luto, con luengos velos. De luto también el padre, hundido en su asiento, con aspecto de ruina, las piernas cuidadosamente envueltas en una manta de pieles. René conservaba su uniforme de campaña, llevando sobre él un corto impermeable de automovilista.

Realmente ha recorrido el mundo; pero ha viajado sin enterarse de lo que sucedía ante sus ojos, como hundido en si mismo, mirando hacia adentro, inventando paisajes, personas y episodios, sin tomarse el trabajo de mirar lo que le rodeaba. Lo mismo hubiese sido que no se moviese de la cama durante diez años.

Aumentábase su compasión hacia Perucho, el rapaz embriagado por su propio abuelo; le dolía verle revolcarse constantemente en el lodo del patio, pasarse el día hundido en el estiércol de las cuadras, jugando con los becerros, mamando del pezón de las vacas leche caliente o durmiendo en el pesebre, entre la hierba destinada al pienso de la borrica; y determinó consagrar algunas horas de las largas noches de invierno a enseñar al chiquillo el abecedario, la doctrina y los números.

El recaudador resultaba entonces, á pesar de su pecho hundido y escuálidas piernas, un hombre terrible, un ser cruel que había pasado su juventud hinchando las narices á sus condiscípulos y apaleando á los serenos; el terror de la ciudad de Oviedo, donde había quedado memoria perdurable de sus proezas. Una gastralgia crónica le obligaba, mal de su grado, á mantenerse en la sobriedad y moderación.

Todo fue inútil y un día el anciano se vio atacado bajo el portal de una iglesia; marchó recto a su enemigo, sufriendo el fuego continuo de su revólver, llegó junto a él, lo tendió de un balazo, y luego le enterró una daga en el corazón hasta la empuñadura.... ¡No lancéis la primera piedra contra ese hombre de cabellos blancos, débil, creyente y devoto, que se había humillado, hundido la frente entre el polvo a los pies de su adversario y que había vivido la vida amarga y angustiosa del peligro a todas horas y en todos los momentos!