Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 5 de mayo de 2025


Principiada la misa, Beatriz advirtió que Gonzalo de San Vicente, vestido como dijera la dueña, se arrodillaba sobre el guante, hacia la nave opuesta, observándola de hito en hito al santiguarse. Ella correspondió con tierna mirada, y, bajando luego la cabeza, suspiró profundamente volviendo los ojos al libro.

Pues hace frío repuso con su impasibilidad delante de las gentes el padre Aliaga ; el invierno es muy crudo... Y avivaba los tizones de la chimenea. Pero más cruda mi fortuna dijo Montiño. ¿Pues qué desgracia os ha sucedido? dijo el confesor del rey, dejando de ocuparse de los tizones y mirando de hito en hito á Montiño. ¡Oh! ¡si sólo fuese una desgracia! ¡Qué! ¿es más que una desgracia?

Consiste en todo: en su nacimiento, en su hermosura, en su corazón, en su vida, en su suerte, que le ha procurado una ocasión envidiable de darse á conocer apenas llegado á Madrid. ¿No hay ninguna intención debajo de vuestras palabras, padre Aliaga? dijo la joven mirando de hito en hito al confesor del rey. ¿Y qué intención puede haber?

Lleguéme al mayor de mis amos, y, a mi parecer, con mucha crianza, se le puse en las manos, y quedéme sentado en cuclillas a la puerta del aula, mirando de hito en hito al maestro que en la cátedra leía.

El uno clamaba en tono altivo y profético contra la política del monarca, quien, a la vez que iba aniquilando los fueros de la antigua nobleza, toleraba en su reino católico la vergonzosa plaga de los moriscos. El otro, mirando de hito en hito hacia las puertas, refería bajezas y crímenes recompensados con grandes honores y mercedes.

A lo que respondió Sancho: -Por cierto que esos señores jueces que a os envían lo pudieran haber escusado, porque yo soy un hombre que tengo más de mostrenco que de agudo; pero, con todo eso, repetidme otra vez el negocio de modo que yo le entienda: quizá podría ser que diese en el hito.

Quevedo miraba de hito en hito á doña Catalina, que de hito en hito le miraba también. Entrambos estaban transfigurados, fuera de sus condiciones ordinarias. El rostro, la mirada, la actitud de Quevedo eran terribles; no era el mismo hombre que doña Catalina conocía; hasta su lenguaje, aquel lenguaje artificial, tan usado por él, había desaparecido.

El día siguiente a las once, Amparo estaba en mi gabinete, donde Mauricio había servido la mesa. Mientras Amparo se quitaba el manto con una hechicera confianza, Mustafá, que sin disputa era mi amigo, sentado enfrente de , meneaba lentamente la lanuda cola y me miraba de hito en hito.

Sentada en un sillón de brazos, había levantado la cabeza al sonar el pestillo y la puerta que se abría, había visto que la volvía á cerrar quien había entrado, había reconocido al punto al Comendador, y aun casi inmóvil, silenciosa, le miraba de hito en hito, sospechaba si estaría soñando, y apenas si se atrevía á dar crédito á sus ojos. El Comendador se adelantó lentamente dos ó tres pasos.

Luego adelantó, se sentó junto al brasero, y se puso á mirar de hito en hito á Dorotea. ¡Qué hermosa y qué engalanada estás, hija mía! la dijo ; de seguro no esperas al duque de Lerma. Para él no te atavías tanto. Este es el traje que he sacado en la comedia, y por cansancio no me lo he quitado todavía. No, no es eso; el duque te ha puesto hermosa para otro. ¡Ah! puede ser.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando