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Actualizado: 24 de junio de 2025


»Leí en voz alta; y Teobaldo, que atendía, entretanto, al original, no pudo detener más de una vez sus exclamaciones, que mi tío tomaba por muestras de aprobación. Por mi parte, viéndome salvada, y no explicándome este suceso sino por un milagro que mi razón no acertaba a comprender, me preguntaba interiormente: »¿Qué ser caritativo, qué hada ha venido en mi auxilio y cuida de de esta manera

En la misma tarde pasó don Mariano por la casa de sus amigos a agradecer la atención. Eran deliciosos sus pastelitos. Se notaban en ellos las manos de una hada benéfica dijo a Laura. Sin atreverse a aceptar un agradecimiento que no mereciera, Laura parecía turbada... Adolfo, que estaba presente, contestó entonces por ella: No son obra de Laura, Vázquez, sino de Coca...

Porque pensaba que antes de que se cumpliese el plazo de los treinta días, ella podría presentar a su hada madrina las tres colchas. Entonces sanaría y caminaría sola y derecha, aunque tuviera un cochecito de marfil tirado por dos grandes mariposas azules. Visitaría el País de las Hadas, donde se ven en jaulas de oro los animales que aquí faltaban: sirenas, unicornios, dragones...

Hullin, con el codo apoyado en la mesa y la mano en la mejilla, la miraba ir y venir, gravemente, pensando en la cantidad de firmeza, de voluntad y de resolución que existía en aquel cuerpecillo, ligero como una hada y decidido como un húsar. Pocos instantes después Luisa le servía la tortilla en un plato grande y vidriado, el pan, el vaso y la botella. Aquí tienes, papá; y, ahora, regálate.

La naturaleza tiene para sus amantes seducciones de las que es preciso desconfiar como de la voz de las sirenas ó de la belleza de la hada Melusina. ¡Haciéndonos amar demasiado la soledad, nos arrastra lejos del campo de batalla, donde todo hombre de corazón tiene el deber de combatir por la libertad y la justicia!

Todo aquello es dulcemente sombrío, y el viajero que pasa como una exhalacion en alas del vapor, se imagina ver la isla de Calipso, con su primavera eterna, ó un huerto aéreo que la mano de una hada misteriosa va mostrando tras del lente mágico, cual un cosmorama inasible y movedizo. ¡Qué bosque aquel!

Sin contestarle, Lita dijo, en voz baja y misteriosa: Pues oye... ¡Oye, que tengo que decirte un secreto muy grande!... Acerca la oreja... ¡Más!... ¿Sabes qué secreto? ¡Mi madrina es una hada! Creyó Lita que Ramón quedaría deslumbrado con semejante revelación, y sólo parecía perplejo... Es una hada que viene a verme todas las noches, en cuanto me duermo continuó confidencialmente.

¡Soñar! ¡Vivir! ¡Soñar allí a la sombra, con la vista clavada en el celaje, que cuanto se contempla y aun se nombra es filipino todo en el paisaje...! Eso es soñar triunfando de la pena y mover con la fe hasta las montañas. ¡Oh, dejadme soñar en mi hada buena a la sombra piadosa de las cañas...!

Por fin, le miró de soslayo al través de las hojas, a la manera de un hada, y preguntó: Si bajo y te doy algunas, ¿me prometes mantenerte a distancia? El maestro asintió. ¡Así te mueras si lo haces! El maestro aceptó resignadamente tan terrible maldición. Melisa se deslizó del árbol, y durante algunos momentos no se oyó más que el mascar de piñones. ¿Estás mejor? preguntó con cierto interés.

Luciana pareció sorprendida de que mis trabajos de crítica sean tan mal pagados. Lo cierto es que con lo que yo gano y con lo poco que a la pobre muchacha le producen sus miniaturas no podríamos sostener una casa. Veo me dijo con un ligero suspiro que durante largo tiempo tendremos que armarnos de paciencia, a no ser que alguna hada benéfica...

Palabra del Dia

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