Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 24 de junio de 2025


Figuraos que aquí es el cielo más lindo que en el Zarzal, que los árboles son más altos, las flores más frescas, que todo es risueño, que un tío es una feliz invención de la naturaleza, y que mi prima es bella como una hada.

Aquel barco que dije, de Genéro Aviso habia traido al Argentino, Tornar ha procurado de ligero, Queriendo aprovecharse en el camino: Que es grande la codicia del dinero, Y al hombre fuerza haga desatino: Salió del rio Genéro, mas la hada A priesa corta el hilo á su husada.

El paje del hada, que era un gnomo, salió del seno de la tierra, cargó en las espaldas con los tejidos de Lita, y desapareció... El hada hizo entonces unos garabatos en el aire con su varita mágica, diciendo a su ahijada: Y porque eres buena, te curo ahora para siempre. Apenas dicho esto, Lita se sintió curada y se sentó en la cama, completamente derecha.

Mamá preguntó Ramón divagando todavía con los pensamientos delirantes de su enfermedad ¿quién habrá puesto ahí esas flores tan temprano?... ¿No podría ser el hada madrina?... No, hijo mío. Esas flores las puso la madre de Lita, que estuvo aquí antes que nosotros; no lo dudes. ¿Cómo lo sabes? Porque soy tu madre. Ramón se arrodilló, se persignó y dejó sus rosas blancas junto a las otras flores.

En sus noches de fiebre deliraba con la pobre Lita y su pérfida madrina, que no era una hada sino una bruja... A cada momento creía que esa bruja venía a robarlo a él también... Pero su naturaleza robusta venció la dolencia. A las tres semanas lo llevó su madre consigo a la nueva casa en que se conchabara, ya convaleciente, amarillo, altote, muy triste, y tan flaco como un espectro...

Ada, ant. por fada hada. Alhaja pequeña ó juguete mujeril. Estar ó ir hecho un brinquiño, ir muy compuesto y adornado. Viaje entretenido, de Rojas, tomo I. Madrid, 1793, pág. 87-93. Según dice Pedraza, Historia eclesiástica de Granada. Dice este historiador en la pág. 42: «Casa del Carbón.

Si no fuésemos a creer sino lo que comprendemos, apenas creeríamos nada. Acudía a veces a la memoria de Poldy un cuento de las Mil y una noches, y se deleitaba en presumir que lo que a ella le pasaba tenía algún parecido con dicho cuento. En las más elevadas regiones del aire, se encontraron una noche un hada y un genio que iban volando en opuestas direcciones.

Y Lita contó a su modesto amigo todo lo que había pasado desde la noche anterior: la aparición del hada madrina, su oferta y promesa, cómo había puesto ella manos a la obra... Ahora tienes que decirme terminó, ¿cuántos días faltan para los treinta días? Ramón, que la escuchara pensativo, rió como un loco a esta pregunta, respondiendo: Para los treinta días faltan... ¡treinta días!

Amaury la estaba contemplando y no acertaba a reconocerla. Era una hurí, una musa, un hada, que aparecía de pronto ante sus ojos. Consistía esto en que antaño, cuando Antoñita estaba cerca de Magdalena, la miraba raras veces y sin ninguna atención. Por su parte, Antoñita le encontraba muy cambiado, quizá mejorado.

Hizo una mueca amistosa a Ramón, que asomaba la cabeza por la puerta de la cocina, a espaldas de la niñera y se dejó arrastrar en su sillita al encuentro de su mamá. Por la noche, durante el sueño, volvió a aparecérsele a Lita su hada madrina. Pero ahora, en lugar de estarse ahí callada mirándola como otras veces, la habló en un lenguaje que parecía una música de campanillas de oro.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando