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Actualizado: 24 de junio de 2025
La buena hada de las leyendas marchaba ante él con la varilla, de oro, haciendo brotar rosales en los bordes de su camino. Salió de la taberna con el enorme cigarro en los labios, echando humo ante él, como si las ilusiones se le escaparan por la boca, precediéndole en la marcha. El sol tibio de la tarde y el azul transparente del cielo parecían colarse en su alma.
Mi compañero era un catalan de sangre pura y demócrata de ribete; mientras que la hada del wagon en que íbamos era una rubia de fisonomía británica, é hija nada ménos que de un escritor absolutista á puño cerrado. La conversacion se entabló con exquisita cordialidad como entre viejos amigos. Así es siempre en España, sobre todo en los lugares públicos.
El hada de las aguas añade á esos colores un prisma de tintas fugitivas, una movilidad sorprendente, una inconstancia caprichosa, la vacilación, la duda. ¿He visto bien? No, no es eso... ¿era un ser ó un rellejo?... Sin embargo, seres son, pues veo un mundo real que se aloja allí y se divierte.
No creía ella que el pájaro zancudo que se le había aparecido tuviese la menor semejanza ni con el cisne de Leda ni con el toro blanco de la gallarda hija de Agenor; pero ¿no podría la cigüeña ser instrumento de algún gran sabio; acaso de un genio o de una hada, cuyas poderosas sugestiones hubiese obedecido al venir a visitarla? ¿Quién se atreverá a limitar la extensión de lo posible?
Poca lana trajo miss Mary... Como no alcanzaba para las tres colchas pedidas por el hada madrina, Lita reclamó el doble más de lana de cada color... Su mamá le dijo que aprendiese primero a tejer lo que tenía delante, y comenzó a enseñarle... Con gran sorpresa de su mamá, en un momento aprendió Lita, toda ojos, los puntos del tejido.
Tú eres hoy la sirena del mar malayo, el hada rozagante que endechas quiere y vive de los astros al níveo rayo, cantando su amor puro que nunca muere. ¡Escúchame! En las rimas del bardo errante flamea el sacro fuego del sol de Oriente; deja que al son del arpa tu nombre cante, porque beses siquiera su mustia frente.
Saber el pasado y el porvenir, nada más que eso, mi digna madre; eso es tan fácil como hacer diez nudos con el viento en popa respondió Kernok jugando con los cordones de su puñal. ¿Tu mano? Ahí va; y me atrevo a decir que no hay otra más fuerte ni más ágil. ¡A ver, pues, lo que lees en ella, vieja hada!
Genio y hada se proponen que príncipe y princesa se conozcan, se enamoren y se casen, y los medios a que recurren para lograrlo constituyen el enredo de la mencionada historia.
Palabra del Dia
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