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Actualizado: 23 de junio de 2025


Doña Lupe permaneció un rato en la sala, sin moverse del sillón en que se sentara al entrar, con el manto puesto, la mano en la mejilla, pensando en lo mismo. No había vuelto aún de su asombro, ni volvería en mucho tiempo. Fortunata, de cuya casa venía, le había dado mil duros para que se los colocara del modo que lo creyera más conveniente... y sin querer admitir recibo... Al pronto sospechó la señora de Jáuregui si serían falsos los billetes... pero ¡quia, si eran más legítimos que el sol! Tal prueba de confianza le llegaba al alma, porque no sólo era confianza en su honradez, sino en su talento para hacer producir dinero al dinero... Pues además, Fortunata, en el curso de la conversación, había dado a entender que tenía acciones del Banco, sin decir cuántas. ¿De dónde había salido esta riqueza? Quizás Juanito Santa Cruz... quizás Feijoo... Lo más particular era que doña Lupe, por impulsos de tolerancia que habían surgido bruscamente en su espíritu, se esforzaba en suponer a aquel caudal una procedencia decente. ¡Fascinación que la moneda ejerce en ciertos caracteres, porque para estos lo bueno tiene que tener buen origen!... «¿Y por qué no ha de ser verdad todo eso del arrepentimiento?... se decía . Lo que no me explico es una cosa... El primer día me dijo Feijoo que estaba miserable... pero miserable, y comiéndose sus ahorros. ¡Pues si son estas las sobras...! En fin, doblemos la hoja; pongámonos en un punto de vista imparcial, y no hagamos juicios temerarios antes de tener datos seguros. ¿Quién se atreve a condenar a un semejante sin oírlo? Sería una crueldad, una injusticia. Eso de que siempre hayamos de pensar mal, me parece una barbaridad... Pero me estoy aquí ensimismada, y si tardo, quizás no encuentre en su casa a D. Francisco...

Excuso decirte que lo que él llama conversión es la entrada en el dominio de la imbecilidad: su devoción es de lo más ramplón que puede darse. Lo peor de todo es que mi padre empeora rápidamente. Ahora quiere el médico emplear con él la hidroterapia, lo cual saldrá caro; pero yo he dicho que todo se hará, aunque hayamos de vender hasta las sillas.

«Querida mía le dijo Maxi moviendo mucho la cabeza y los músculos de la cara, señal de una fuerte excitación nerviosa ; los dos moriremos después que hayamos cumplido nuestra misión. Y para que te penetres bien de la tuya, te voy a decir lo que he sabido por revelación celestial». Fortunata se preparó a oír el gran disparate que su marido anunciaba, y puso una carita muy gravemente atenta.

He dejado sin esclarecer ciertos misterios porque no quise comprometer á alguien á quien yo creía extraño al asunto. Pero ¿quién sabe si me engañaba? Cuando hayamos restablecido los hechos de un modo verosímil, ya que no real, convendremos el modo de obtener el resultado que ambicionamos. ¡Al fin!

Muchos militares... Grandes partidas de dominó y de billar. Cuestiones de honor. Toros. Juergas. Broncas. Nubes de limpiabotas, de vendedoras de décimos de la Lotería, de gitanas que dicen la buenaventura, de músicos ambulantes, de ciegos, de cojos, de paralíticos... Indudablemente, España no ha cambiado. Y es posible que nosotros mismos no hayamos cambiado tampoco.

¡Silencio! dijo Cristián en voz baja. No es hora de recriminar, sino de tener actividad. Con un mozo como Sorege todo es de temer mientras no le hayamos puesto á buen recaudo. Ya habéis visto cómo se ha defendido. Dejemos á Jacobo y vamos á casa de Vesín.

Cuando hayamos orado sobre la tumba de Marta, la resistencia de mi madre o la malevolencia del mundo entero, no tendrán ya por qué inquietarnos. »Ella dejó caer las manos que cubrían su rostro, y, mirándome con ojos dilatados por el espanto, me dijo con voz apenas perceptible: »¿Al cementerio... conmigo? », contigo repliqué, y en seguida, si lo quieres.

Vamos a ver dijo don Luis entrando ante todo, agradezco muy de veras su atención; pero dudo que hayamos encontrado algo nuevo. ¡He estudiado tanto el asunto! Aquí tiene Vd. contestó Pepe entregándole las cuartillas. Siéntese Vd. un momento. El senador comenzó a leer para , y su fisonomía fue tomando una expresión indefinible: pugnaba por disimular la emoción y no podía.

Con esto, comprenderás que tengo motivos para estar preocupado. ¿Cuál será la situación de mi hermano? ¿Qué le habrá pasado? Si su posición es desahogada, menos mal; y no lo digo porque me ahorre trabajo; pero, ¿y si viene tan pobre como nosotros? Seremos cinco en lugar de cuatro los que hayamos de vivir mal. ¿Por qué habrá dejado su curato?

Por otra parte, los españoles no somos ni navegantes ni industriosos, y la Europa nos proveerá por largos siglos de sus artefactos, en cambio de nuestras materias primeras; y ella y nosotros ganaremos en el cambio; la Europa nos pondrá el remo en la mano y nos remolcará río arriba, hasta que hayamos adquirido el gusto de la navegación.

Palabra del Dia

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