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Actualizado: 9 de junio de 2025


En medio de aquel laberinto de lomas y de cerros desnudos y escarpados, donde alternan las formaciones graníticas formidables con los estratos calizos, las capas esquistosas trastornadas, los bancos de arenisca y los barrancos volcánicos, que parecen de hierro occidado, el valle tiene un encanto singular, por los rumores del riachuelo, los alegres huertos que lo matizan, los grupos elegantes de álamos blancos, los pequeños viñedos que á veces se ven como descolgando sus sarmientos sobre las barrancas, los dispersos olivos y otros árboles frutales, los islotes de corta duracion que se producen en el variable cauce, y los pequeños grupos de cabras que ramonean saltando sobre las laderas ásperas que dominan el paisaje.

Pero como hasta ahora no se ha demostrado la posibilidad de que ningun cuerpo viviente se mantenga con aire, agua y rocas graniticas, resulta que los vecinos de la «Octava maravilla» viven poco mas ó ménos muertos de hambre, sin que les valga la protección de San Lorenzo. Decididamente un real sitio es una mala vecindad en España.

Pero ese poderoso cerco de montañas graníticas que arrancan desde las ondas mismas, donde bañan sus piés para elevar sus crestas y picos á considerables alturas, tiene un aspecto en que todo interesa, en que lo salvaje y rudo se combina con lo gracioso y apacible.

Unas veces la diligencia rueda suavemente por entre tupidos bosques, basílicas perfumadas de verde y blando tapiz y elegantísima techumbre, donde la mirada se siente como aprisionada entre artesonados de verdura aérea coronando interminables columnatas de color gris ó rojizo, como parecen los mástiles de los abetos y pinos; otras se desciende al fondo de un estrecho vallecito lleno de aromas y rumores salvajes, ó salpicado de chalets y sementeras, ó colmenas de abejas domesticadas, que le dan el aspecto de un huerto caprichoso y variado; otras, en fin, al trepar á una eminencia, sobre alguna de las mas altas montañas, ó al pasar por delante de una abra de los grupos ó cordones que las forman, se registra un vasto horizonte que abarca toda la Suiza central, y se ve á lo léjos, al S.S.-E., el grandioso anfiteatro de montañas graníticas y nevadas de los Alpes berneses.

En vez de esas planicies desnudas, ligeramente interrumpidas por colinas graníticas ó pedregosas, sin majestad ni riqueza de tintas en la vegetacion, se extendia hácia el Oriente un inmenso plano inclinado, onduloso, reluciente de verdura y de contornos pintorescos que, dilatándose en escalones de suaves faldas ascendentes, iba á encuadrarse en el marco magnífico de las montañas de poderosa caliza que forman las abruptas serranías paralelas del Jura.

Es un rio sin principio visible, rio de torbellinos y borbotones espumantes y de rocas de hielo desprendidas de los abismos interiores, que salta en ondas frenéticas sobre un lecho de pedriscos grises y arenas graníticas, haciendo un ruido ensordecedor que contrasta mucho con la majestad silenciosa de la gran fábrica helada de torrentes.

Entre los antiguos montes que forman parte de las sierras y de los sistemas que se llaman columnas vertebrales de los continentes, hay muchos que están compuestos de rocas semejantes á las lavas actuales y tienen igual composición química. Como estas lavas, el pórfido y otros minerales han salido de la tierra por hendiduras y se han esparcido por el suelo, semejantes á una materia viscosa que se coagulase pronto al contacto del aire; la mayor parte de las rocas graníticas parecen haberse formado del mismo modo. Son cristalinas como las lavas, y sus cristales tienen por elementos los mismos cuerpos simples, el silicio y el aluminio. Razonable es pensar que estos granitos han sido también masa pastosa y que sus surtidores incandescentes han brotado de grietas del terreno. De todos modos, éso es una hipótesis en discusión y no una verdad demostrada. Así como las lavas que brotan del suelo levantan á veces pedazos de terreno con sus bosques ó sus praderas, pensamos que del mismo modo la erupción de los granitos ú otras rocas semejantes ha sido la causa más frecuente del levantamiento de hiladas de diversas formaciones que constituyen la parte más considerable de las montañas. Estratos calcáreos, de arena, de arcilla, que aguas de mares ó lagos habían depositado antes en capas paralelas en el fondo de sus cauces y que se habían convertido así en la película exterior de la tierra, habrán sido plegadas y enderezadas por la masa que se elevaba desde las profundidades y que buscaba una salida. Aquí la ola creciente del granito había roto las hiladas superiores en islas y en islotes que, dislocados, hendidos, arrugados en caprichosos pliegos se han esparcido por las depresiones y los rebordes de la roca levantadora; allí, el granito habrá abierto en el suelo una sola grieta de salida, replegando á un lado y otro las hiladas exteriores, según diversos ángulos de inclinación; acullá, el granito, sin conseguir romperla, ha abollado las capas superiores.

El rio corre por el fondo de una hoya profunda formada por altos contrafuertes ó cordones de montañas ásperas, sobre un lecho pedregoso, llevando en sus revueltas ondas una espesa disolucion de arenas graníticas y calizas que le dan su tinta cenicienta.

Veste reticular a cuyas mallas Llega el eco triunfal de las batallas, Velo quizás de nupcias redentoras Que a la patria querida Viene anunciando bendecidas horas De una raza indomable redimida. Y ¡lo que más asombra!... Sus raices nunca, yacen en la sombra. Se adaptan en graníticas fisuras, Desafiando el rigor de las alturas.

En el fondo se ve una vasta extension de terreno desigual surcado por el turbio Guadalquivir, donde alternan las colinas multiformes, las pequeñas planicies, los planos inclinados, las angostas llanuras entrecortadas por barrancos y los risueños vallecitos que forma el rio en sus vueltas y revueltas caprichosas, descendiendo por un cauce profundo y arcilloso, entre grandes y tajadas rocas graníticas en varios trechos.

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