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En medio de los diversos síntomas de coriza y aun de angina, el enfermo arroja un moco sanguinolento y aun sangre pura por una ú otra nariz; los labios están secos, hendidos, escoriados; la boca de un color rojo oscuro y ardorosa; hay vesículas, aftas en la lengua, lo cual tiene lugar en los primeros dias y durante el período de flojedad que se prolonga indefinidamente; las encías están tumefactas, pálidas ó rojas, y sangran fácilmente; la faringe está irritada, escoriada y de un color rojo vivo ú oscuro.

Entre los antiguos montes que forman parte de las sierras y de los sistemas que se llaman columnas vertebrales de los continentes, hay muchos que están compuestos de rocas semejantes á las lavas actuales y tienen igual composición química. Como estas lavas, el pórfido y otros minerales han salido de la tierra por hendiduras y se han esparcido por el suelo, semejantes á una materia viscosa que se coagulase pronto al contacto del aire; la mayor parte de las rocas graníticas parecen haberse formado del mismo modo. Son cristalinas como las lavas, y sus cristales tienen por elementos los mismos cuerpos simples, el silicio y el aluminio. Razonable es pensar que estos granitos han sido también masa pastosa y que sus surtidores incandescentes han brotado de grietas del terreno. De todos modos, éso es una hipótesis en discusión y no una verdad demostrada. Así como las lavas que brotan del suelo levantan á veces pedazos de terreno con sus bosques ó sus praderas, pensamos que del mismo modo la erupción de los granitos ú otras rocas semejantes ha sido la causa más frecuente del levantamiento de hiladas de diversas formaciones que constituyen la parte más considerable de las montañas. Estratos calcáreos, de arena, de arcilla, que aguas de mares ó lagos habían depositado antes en capas paralelas en el fondo de sus cauces y que se habían convertido así en la película exterior de la tierra, habrán sido plegadas y enderezadas por la masa que se elevaba desde las profundidades y que buscaba una salida. Aquí la ola creciente del granito había roto las hiladas superiores en islas y en islotes que, dislocados, hendidos, arrugados en caprichosos pliegos se han esparcido por las depresiones y los rebordes de la roca levantadora; allí, el granito habrá abierto en el suelo una sola grieta de salida, replegando á un lado y otro las hiladas exteriores, según diversos ángulos de inclinación; acullá, el granito, sin conseguir romperla, ha abollado las capas superiores.