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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Movimientos de una cultura glacial, de una rigidez automática, aunque sin afectación. Es el tipo de la severa seriedad republicana, como Luis XIV lo fue de la pomposa seriedad monárquica.
Le tomó una mano, y al contacto del guante canelo, que por su delgadez apenas disimulaba la dureza de los dedos fosilizados, Salvador sintió que se le comunicaba un frío glacial, llegando hasta su corazón.
Salió Dª Josefa a abrir. Como desde su famoso viaje no la había visto, se arrojó en sus brazos, la abrazó y la besó con afectada efusión. El ama se mostró muy poco contenta: la recibió con frialdad glacial; hasta se le conocía que luchaba consigo misma para no soltarle una rociada de desvergüenzas y darle con la puerta en las narices.
La abadesa leyó la carta, la dobló, la guardó y, dirigiéndose á Quevedo, le dijo con acento reservado y glacial: Os agradezco las revelaciones que me habéis hecho, don Francisco, y estoy segura de que mi tío el duque de Lerma os las agradecerá. ¡Oh!
Le indicó un asiento enfrente de ella, dejó la labor sobre la mesa y cerró la ventana. El sol empieza á nublarse, dijo, y hace fresco. Esta primavera inglesa es glacial. ¿Hace mejor tiempo en América? ¡Oh! En América todo es mejor. Las estaciones no engañan, ni los hombres. Sorege levantó la cabeza. La alusión era directa; el ataque comenzaba y había que responder inmediatamente.
En vez de ella, sólo halló glacial indiferencia: esto, unido a la catástrofe de su matrimonio, le había obligado a retirarse de nuevo a Peñascosa «rabo entre piernas,» como decían pintorescamente los graves biógrafos.
El demonio entra y sale por ella cuando le place. No importa: una Salomé le hechizó, una virgen le salvará. Esperad dijo después, y tomando de encima del altar un estoque de plata, dirigiole la punta hacia los ojos. El mancebo sintió un soplo glacial en la frente. Os confesaréis de toda vuestra vida sin hablar palabra de mí, pena de perdición agregó entonces el mago, dejando el acero.
Todos sentían en el ambiente el paso de la verdad, y cuando terminó con una invocación al porvenir, en el cual no existirían absurdos ni injusticias, se hizo más profundo el silencio, como si un viento glacial, una brisa de muerte hubiese aleteado sobre aquellas cabezas que creían estar deliberando en el mejor de los mundos.
Golfín observó el sudor de su frente, el glacial frío de sus manos, la violencia de su pulso; pero lejos de cejar en su idea por causa de esta dolencia física, afirmose más en ella, repitiendo: Vamos, vamos; aquí hace frío. Tomó de la mano a la Nela. El dominio que sobre ella ejercía era ya tan grande, que la muchacha se levantó tras él y dieron juntos algunos pasos.
Y cayó sobre ella otra vez, como si fuese un hombre, uniendo á su ansia amorosa un deseo de maltratarla, de envilecerla, haciéndola su esclava. Freya le aguardó á pie firme... Viendo el brillo glacial de uno de sus ojos, Ulises, sin saber por qué, se acordó de Ojo de la mañana, el reptil compañero de sus danzas.
Palabra del Dia
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