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Actualizado: 8 de noviembre de 2025


Una vez viene al real de una tropa del interior, el patrón propone comprarle un caballo de tal pelo extraordinario, de tal figura, de tales prendas, con una estrella blanca en la paleta. El gaucho se recoge, medita un momento, y después de un rato de silencio, contesta: «No hay actualmente caballo así.» ¿Qué ha estado pensando el gaucho?

1033 Y es necesario aguantar el rigor de su destino; el gaucho no es argentino sino pa hacerlo matar. 1034 Ansi ha de ser, no lo dudo; y por eso decía un tonto: "Si los han de matar pronto, mejor es que estén desnudos," 1035 pues esa miseria vieja no se remedia jamás; todo el que viene detrás como la encuentra la deja.

220 Y dicen que dende entonces, cuando es la noche serena suele verse una luz mala como de alma que anda en pena. 221 Yo tengo intención a veces, para que no pene tanto, de sacar de allí los güesos y echarlos al camposanto. VIII El ser gaucho es un delito.

Elena reconoció á Manos Duras, sonriendo maquinalmente á su respetuoso saludo. Luego, sin darse exacta cuenta de lo que hacía, le llamó con una mano. El gaucho hizo dar vuelta á su cabalgadura y se aproximó al carruaje, marchando junto á sus ruedas. ¿Cómo le va, señora marquesa?... ¿Por qué está tan pálida? Elena hizo un esfuerzo para serenarse.

En cuanto a los juegos de equitación, bastaría indicar uno de los muchos en que se ejercitan, para juzgar del arrojo que para entregarse a ellos se requiere. Un gaucho pasa a todo escape por enfrente de sus compañeros. Uno le arroja un tiro de bolas que en medio de la carrera maniata al caballo.

Sus padres, sus abuelos, toda su familia, habían sido personas excelentes, «gauchos buenos», que vivían de la crianza de la propia «hacienda». Pero Manos Duras había nacido para ser «gaucho malo», ladrón de reses y matón. En vano su padre, hombre de bien, le daba buenos consejos y sanos ejemplos.

Por lo demás, espero, mi amigo, que Ud. lo juzgará con benignidad, siquiera sea porque MARTÍN FIERRO no va de la ciudad a referir a sus compañeros lo que ha visto y admirado en un 25 de Mayo u otra función semejante, referencias algunas de las cuales, como en Fausto y varias otras, son de mucho mérito ciertamente, sino que cuenta sus trabajos, sus desgracias, los azares de su vida de gaucho, y Ud. no desconoce que el asunto es más difícil de lo que muchos se lo imaginarán.

Facundo decía también que un solo remordimiento la aquejaba: ¡la muerte de los 26 oficiales fusilados en Mendoza! ¿Quién es, mientras tanto, este Santos Pérez? Es el gaucho malo de la campaña de Córdoba, célebre en la sierra y en la ciudad por sus numerosas muertes, por su arrojo extraordinario, por sus aventuras inauditas.

Y al mismo tiempo la miraba con ojos de deseo. Ella hizo un falso gesto de susto: Matar, no... ¡qué horror! ¿Por quién me toma?... El servicio que tal vez le pida será muy dulce para usted... Ya hablaremos. Temiendo que el gaucho prolongase sus palabras de despedida, le indicó con un ademán enérgico que debía retirarse.

Arturito supo también la llegada de Pedro Lobo no bien éste llegó. Y si hemos de decir la verdad, allá en el fondo de su alma pacífica y humilde, se alegró entonces de que le hubiese despedido Rafaela. Así se creyó libre y exento de tener un lance con el gaucho, que alcanzaba fama de brutal y grosero.

Palabra del Dia

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