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Actualizado: 22 de julio de 2025


El trineo acababa de llegar a la otra vertiente de la montaña y volaba, como una flecha, en las tinieblas. Sólo turbaba el silencio el galope del caballo, la respiración anhelante de la escolta y, de vez en cuando, el grito del doctor: «¡Eh, Bruno! ¡Arriba, vamos

Luego, las gentes de la dehesa le traían escamado, pues al hacer carbón, seguramente robaban al señorito... En fin, que en Matanzuela no se paraba un momento, y sólo después de media noche, cuando en la gañanía habían apagado la luz los que allí quedaban, se había decidido a emprender el galope.

Oye, roto; vas á ir á todo galope á la estación. El tren para Buenos Aires pasará antes de dos horas, y es preciso que no lo pierdas. El Fraile, siempre impasible y sonriente, no pudo reprimir un gesto de asombro al enterarse de que lo enviaban á Buenos Aires. Cuando llegues allá continuó Pirovani , entregarás esta lista á don Fernando, mi representante. lo conoces.

Miraba a aquel hombrecillo ya caduco con sus largas melenas grises que había pasado cincuenta años describiendo los ojos de las odaliscas y el galope de los caballos, los rugidos de la mar, el vuelo de las mariposas. ¿Y esto es un gran poeta? se preguntaba con un bufido desdeñoso. En un punto pasó de la admiración al desprecio.

Y apretaba con mano crispada el bastón y tiraba del estoque para cerciorarse de que estaba allí pronto a obedecerle. No se le ocurrió ni una vez acariciar el revólver. Necesitaba a toda costa ver la sangre de los traidores. Cuando llevaba la mitad del camino andado próximamente, sintió detrás de el galope de un caballo. Sin saber por qué, le dió un vuelco terrible el corazón.

El carretero, que dormía tendido sobre la carga, al sentir el galope del caballo levantó la cabeza, los miró cruzar raudos y la dejó caer de nuevo como diciendo: «¡No tengáis cuidado: huíd, que por no quedará!» ¡Up! ¡up! Lucero galopa cuesta abajo como cuesta arriba.

Recorriendo va á galope Las legiones desbandadas Gritando: «Tenéis espadas; «Venid, morid con honorSereno á su lado marcha Crammer, valiente soldado, Hijo de un pueblo esforzado, Y de grande corazon. Los cobardes no se ponen Al alcance de la lanza, Porque siembra la matanza Como el rayo destructor.

Por ejemplo, si estuviéramos en Francia diría yo ahora á Gualtero que se dirigiese al galope hacia aquel caballero que allí viene y que después de saludarlo en mi nombre lo invitase á cruzar conmigo la espada. Pues no se llevaría mal susto el infeliz, exclamó Gualtero, que miraba atentamente al desconocido.

Pero como le placía el viaje á Buenos Aires, aunque sólo quedase allá unas horas, montó á caballo alegremente, saliendo á todo galope para no llegar tarde á la estación. De todos los que visitaban por la noche á la marquesa de Torrebianca, el más tranquilo en apariencia era Moreno.

Rafael era el aperador del cortijo de Matanzuela, la finca de más valía que le quedaba a Luis Dupont, el primo escandaloso y pródigo de don Pablo. Inclinado sobre el cuello de la jaca, explicaba a Fermín su viaje a Jerez. He venío a encargá unas cosillas para allá y llevo prisa. Pero antes de volver, echaré un galope para ir a la viña y ver a tu padre. Me farta algo cuando no veo al padrino.

Palabra del Dia

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