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La etnografia filipina que tanto debe hoy dia

Hemos dicho tal como se cultiva en Europa, puesto que el género Urtica al que pertenece la especie Utilis, ó sea el ramio, de antiguo es conocido en Filipinas en donde crece y se desarrolla sin que para nada entren los cuidados del hombre; y esa misma Urtica es seguramente la que ya describió en 1837 el sabio botánico Frey Manuel Blanco, en su Flora Filipina con el nombre de Urtica Nivea, de la que dice en la primera edición de su obra «que la corteza preparada se hila y sirve para hacer telas.» Y nada tiene de extraño que la tan renombrada ortiga fuese de tiempo inmemorial conocida en Filipinas, pues que de sus vecinas costas de China procede.

Manzana filipina, Sonrosada, aromosa, pequeñina, Y para dar una cabal idea, De la infantil presea, Te diré los coloquios que en la infancia Sostuve con Rizal, en una estancia.

También he recibido dos caballos tomados el uno en el potrero de Enrique Tomás, y otro en la finca "Filipina". Y para su constancia le firmo el presente. En Patria, Derecho y Libertad, á 29 de Mayo de 1912. El Jefe del Estado Mayor, Isidoro Santos Carrero. La Gloria. Municipio de Alto Songo. Oriente Cuartel General del Ejército Reivindicador de la República Cubana en Campaña Campamento La Gloria.

Que preparó en su casa la velada, Do emulación despierta en dulce calma A filipina juventud mimada En amores artísticos del alma; La admirable Consuelo Ortiga y Rey, Que amó en Madrid la filipina grey.

Yo, Emilio Aguinaldo, humilde servidor de todos, pero Presidente de la República Filipina, encargado, por tanto, de velar por las libertades y la Independencia del pueblo que me ha elegido para aquel elevado y espinoso cargo, desconfié por primera vez del honor de los americanos, comprendiendo desde luego, que ésta Proclama del General Otis había rebasado los límites de toda prudencia, y que no había más remedio que rechazar con las armas tan injusto como inesperado proceder del Jefe de un ejército amigo.

Era tertulio del convento un mozalbete, de aquellos que usaban arito de oro en la oreja izquierda y lucían pañuelito de seda filipina en el bolsillo de la chaqueta, que hablaban ceceando, y que eran los dompreciso en las jaranas de mediopelo, que chupaban más que esponja y que rasgueaban de lo lindo, haciendo decir maravillas a las cuerdas de la guitarra.

No eres, no, delirio vano. ¡Trae el ciclón, después, días de calma! ¡Y ha de emerger, en tiempo no lejano, la gran patria inmortal con nueva alma...! Heraldo de la raza. En turquesa latina ha modelado España el alma filipina con rosas de su carne y oro de su pendón. Por eso, aunque nos vieres malayos por la cara y morena la frente que el indio sol tostara somos siempre españoles en alma y corazón.

Estalla á poco la guerra hispano-americana; Aguinaldo vuelve de Hongkong, y se manifiesta la verdadera revolucion filipina sostenida por todas las clases de la sociedad y todas las provincias y pueblos que reconocen por Jefe á Aguinaldo, no tanto por los servicios al pais en el anterior movimiento, como para evitar rivalidades perjudiciales y perniciosas.

Dijo además que América era rica en terrenos y dinero, y que no necesitaba colonias, concluyendo por asegurarme no tuviera duda alguna sobre el reconocimiento de la Independencia Filipina, por parte de Estados Unidos. Y enseguida me preguntó, si podría levantar el pueblo contra los Españoles y hacer una rápida campaña.