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Actualizado: 16 de junio de 2025
También he recibido dos caballos tomados el uno en el potrero de Enrique Tomás, y otro en la finca "Filipina". Y para su constancia le firmo el presente. En Patria, Derecho y Libertad, á 29 de Mayo de 1912. El Jefe del Estado Mayor, Isidoro Santos Carrero. La Gloria. Municipio de Alto Songo. Oriente Cuartel General del Ejército Reivindicador de la República Cubana en Campaña Campamento La Gloria.
El tranvía, inmóvil, pedía con estridente toque de corneta paso franco, mientras un grupo de desocupados rodeaba al caballo de un vehículo, caído en mitad de la vía, bajo el peso de su carga y de sus largos servicios; entre el vigilante, el carrero y el mayoral, había ruda porfía a quién gastaba más ajos y cebollas, para dejar bien sentado su derecho y su cultura: el vigilante, un chinazo de pera, los ojos atravesados, el kepis sobre la oreja, usando de malos modos y peores palabras; el carrero, un criollo pura sangre, de chambergo ladeado y pañuelo al cuello, y el mayoral, un compadrito de melena, dandy echado a perder, contoneando las caderas a compás.
Estaba con la lírica Diana, Doña Mariana bella, muy gozosa La corte de los Reyes, y aun ufana; Mas la muerte con ella fué envidiosa. Dejónos otra ninfa, tan galana, Discreta, buena, rica, y tan hermosa, Que puede allá en el cielo ser lucero, Doña Juliana es Puerto Carrero.
Quien ha envejecido bastante, de un modo prematuro, es el antiguo capellán de los Pazos. Su pelo está estriado de rayitas argentadas; su boca se sume; sus ojos se empañan; se encorvan sus lomos. Avanza despaciosamente por el carrero angosto que serpea entre viñedos y matorrales conduciendo a la iglesia de Ulloa. ¡Qué iglesia tan pobre!
Hay dos ingeniosas escritas por Alonso de Cartagena, la una entre el Amor y un Enamorado, y la otra entre los Ojos y el Corazón . La de Puerto Carrero ofrece ya más personajes, y la del Comendador Escriva, por último, en que aparece el Autor, su Amada, el Amor, la Esperanza y el Corazón hablando entre sí, merece ya el nombre de pequeño drama alegórico . Estas composiciones no pueden atribuirse con certeza á la época de Enrique IV, puesto que el autor del Cancionero las ha compilado también de los decenios siguientes, y del tiempo de Juan II, y sólo hace alguna que otra indicación aislada acerca del período en que se escribieron.
Palabra del Dia
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