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Actualizado: 26 de mayo de 2025


Pero después de esta lamentación, su coquetería amorosa le hizo explicarse para excusar los defectos que pudiera tener su vestido. Me lo ha prestado la esposa de mi colega el profesor de Física. bien que es de forma algo anticuada. Hay muchos hombres que visten mejor.

Si los asuntos filosóficos fuesen todos demostrables, se pudiera excusar este método, bien que aun entonces podria servir para hacer mas patente la evidencia; pero siendo los mas de ellos opinables, y tales que todavía se busca la certeza, ¿quién puede dudar que los sylogismos bien ordenados son el medio mas á propósito que hay para descubrir toda la certidumbre, de que es capaz la materia que se disputa?

Siempre que el doctor trataba de excusar a Magdalena, Antoñita sonriendo hacíale callar en el acto. Acercábase ya a todo esto la noche del baile. El día anterior las dos jóvenes hablaron mucho de los trajes que habían de lucir, y con asombro de Amaury, Magdalena pareció preocuparse bastante menos del suyo que del de su prima.

Al fin murmuró, dirigiéndose á Flimnap, pero sin apartar su mirada del gigante: ¿A quien se le parece, profesor?... Yo he visto esta cara en alguna parte.... No puedo recordar con exactitud, pero es absolutamente igual á una persona que he visto muchas veces.... ¿Quién será? Flimnap murmuró palabras vagas para excusar su ignorancia.

«Que apretándole cada vez más las quejas de los suyos y los disfavores y desconsuelos aquí, sin ser de ningún servicio, le era forzoso consignar que en promesas de príncipes, fuera de lo que toca á su honra, era de consideración excusar desengaño.

Todo lo cual, visto de improviso en alguna manera alborotó á Don Quijote, y puso miedo en el corazón de Sancho; mas luego se alegró Don Quijote, creyendo que se le ofrecía alguna nueva y peligrosa aventura; y con este pensamiento y con ánimo dispuesto de acometer cualquier peligro, se puso delante de la carreta, y con voz alta y amenazadora, dijo: «Carretero, cochero ó diablo, ó lo que eres, no tardes en decirme quién eres, á do vas, y quién es la gente que llevas en tu carricoche, que más parece la barca de Caron que carreta de las que se usan.» A lo cual mansamente, deteniendo el diablo la carreta, respondió: «Señor, nosotros somos recitantes de la compañía de Angulo el Malo; hemos hecho en un lugar que está detrás de aquella loma, esta mañana, que es la octava del Corpus, el acto de las Cortes de la muerte, y hémosle de hacer esta tarde en aquel lugar que desde aquí se aparece; y por estar tan cerca y excusar el trabajo de desnudarnos y volvernos á vestir, nos vamos vestidos con los mesmos vestidos que representamos.

Al hacerlo yo, sigo la misma norma que he adoptado en la edicion de la SEGUNDA PARTE DE LA CRÓNICA DE CIEZA; esto es, limitarme á la restauracion del MS., que es de la misma letra y calidad que el otro, y excusar en lo posible observaciones críticas tocantes al fondo del tratado, así porque su extension las haria impropias de unas notas, como porque semejante trabajo tendria que ser, por fuerza, defectuoso, á causa de hallarse inéditos todavía ó muy mal traducidos, otros libros donde se historia largamente de los antiguos monarcas peruanos y las cosas de su monarquía.

Finalmente, donde esta virtud campeó con admiración de todos, fué cuando estando en el fervor de sus conversiones y á lo mejor de la obra de reducir á la fe á los Zamucos y fundar aquella nueva cristiandad, levantó al punto las manos de la labor, sin esperanza de volver jamás á proseguirla, á un orden de nuestro Padre general de que tomase á su cargo el gobierno de esta provincia; él mismo confesó con toda ingenuidad que le costó la ejecución de este orden increíble dolor y sentimiento, y que jamás había sentido tanta repugnancia su natural como en este caso de ser Superior; y aunque fácilmente se hubiera podido excusar de aquella carga, para él tan pesada, con todo eso, por no dejar de obedecer, la aceptó prontamente, y sin dilación se vino á largas jornadas al Tucumán, sufriendo por el camino increíbles trabajos é incomodidades.

Ruperto volvió la espalda a la ventana, saludó y dijo con su voz fuerte y alegre de siempre: Pues estoy tratando de excusar la ausencia de Vuestra Alteza. ¿Podía dejar sola a esta señora? El Duque se adelantó, asió a Ruperto por el brazo y señalando la ventana, exclamó: ¡En el foso hay lugar para otros además del Rey! ¿Me amenaza Vuestra Alteza? preguntó el joven.

No quiero que una sobrina mía adquiera hábitos y maneras, que si se pueden excusar hoy por sus pocos años, mañana la podrán hacer pasar por... ¡hum! ¿Por qué, tío? El señor de Pavol tuvo un violento ataque de tos. ¡Hum! por una mujer criada en las selvas, o algo por el estilo. Y tal apreciación no iría muy descaminada, puesto que el Zarzal y una selva son la misma cosa.

Palabra del Dia

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