Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 27 de junio de 2025
Entrando el capitan en su aposento, Al adultero mató de una estocada: La dama viene al grito con lamento, La gente viene al grito alborotada: Ayudanla á matar, ó crudo cuento, ¡Qué no hay quien te defienda, desdichada! Fenece la extremada hermosura En el colmo de extrema desventura.
En mi opinión, Rey o no, la muerte instantánea recibida de un balazo o una estocada, era preferible mil veces a la lenta agonía que esperaba al joven Soberano en su calabozo. Desde este punto de vista, importaba obrar prontamente a favor del Rey; pero no menos interesado estaba yo en ello por cuenta propia.
Los hombres, convencidos, se echaron sobre Zalacaín, éste cerró contra los dos; uno de los voluntarios le dió un bayonetazo en el hombro izquierdo, y Martín, furioso por el dolor, le tiró una estocada que le atravesó de parte a parte. La patrulla se había declarado en fuga, dejando un fusil en el suelo. ¿Estás herido? preguntó Bautista a su cuñado. Sí, pero creo que no es nada. Hala, vámonos.
Por más que trabajó, hasta no poder más en los quites, el pobre Cigarrero no consiguió captarse la benevolencia, ni siquiera el perdón del público. El Gordo, en su toro, estuvo como casi siempre, pasando de muleta con maestría y pinchando bastante mal. Lagartijo toreó el suyo sobre corto y con frescura, y se metió por derecho a volapié, dando una buena estocada, pero saliendo trompicado.
El apoderado pretendía infundir ánimos a su matador, aconsejándole, como siempre, que se fuese recto al toro... «¡Zas! estocada y te lo metes en el bolsillo»; pero al través de su entusiasmo notábase cierto desaliento, como si empezara a cuartearse su fe y dudase ya de si Gallardo era «el primer hombre del mundo». Tenía noticias del descontento y la hostilidad con que le acogían los públicos.
Habían llegado al castillo nuevo a la hora convenida, y esperaron cerca de la puerta, que no se abrió porque Juan se vio arrastrado con los otros en auxilio del Duque; es más, deseoso de disipar toda sospecha, se había distinguido muy especialmente atacando a Ruperto en persona, lo que le había valido una estocada de éste.
Eran Medrano y Pablillos, que habían presenciado desde allí toda la escena. Al caer a la calle, el escudero recibiole sobre su pecho, exclamando: Famosa estocada, ¡voto a Cristo! Huyamos, huyamos presto, no sea que vuelva la ronda. Ramiro ordenoles esta vez con imperio que fueran a esperarle al solar, y, dándoles la capa y el sombrero, enderezó resueltamente a la casa de Beatriz.
Un maestro célebre le cedió la espada y la muleta en pleno redondel de la plaza de Sevilla, y la muchedumbre enloqueció de entusiasmo viendo cómo echaba abajo de una sola estocada al primer toro «formal» que se le ponía delante.
La rechifla le abruma, si, salvo, manca la estocada del modo indispensable. Aquel día hubo seis toros en campaña: tres fueron muertos guapamente, de un golpe instantáneo como el rayo, por un Espada de garbosa figura y negras y grandes patillas, llamado por sobrenombre Pepete. Lilo fue silbado sin misericordia, no obstante la buena reputación de que gozaba.
Sí, partida completa repuse; estaba furioso y me alegraba de haber despachado a dos de aquellos truhanes. Y con eso les ha caído también algún trabajo a los restantes prosiguió el coronel. ¿Cree usted que lo han reconocido? Al recibir la estocada el segundo, le oí exclamar: «¡el Rey!» ¡Bravo! No vamos a darle poco que hacer a Miguel el Negro.
Palabra del Dia
Otros Mirando