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Actualizado: 11 de noviembre de 2025
Tres o cuatro generaciones habían pasado por aquella salita de la calle del Carpio, modesta y aseada, con el pavimento de madera encerada, sillas de paja, sofá de damasco encarnado, cómoda de caoba atestada de chirimbolos, espejo con marco de carey y diversos cuadritos al pastel representando la historia de Romeo y Julieta. La tertulia de las de Meré era la más antigua de Lancia.
¡Ah, tenía que ser así! clamó el muchacho, viendo al mismo tiempo con espanto su rostro demudado en el espejo. ¡La madre era quien había inspirado la carta, ella y su maldita locura!
Entonces poseeríamos la verdadera ciencia trascendental, la ciencia única, que las encierra todas; ó mejor diremos, la idea única en que todo se pinta tal como es, en que todo se ve sin necesidad de combinar, sin esfuerzo de ninguna clase, como en un clarísimo espejo se retrata un magnífico paisage, con su tamaño, figura y colores!
Según hemos llegado a averiguar, Pepita empleó más de una hora en estas faenas de tocador, que habían de sentirse sólo por los efectos. Después se dio el postrer retoque y vistazo al espejo con satisfacción mal disimulada. Y por último, a eso de las nueve y media, tomando una palmatoria, bajó a la sala donde estaba el Niño Jesús.
Durante este período hemos presenciado grandes cosas estudiando el soberbio monumento reflejado en el espejo mágico de la historia.
El hombre calvo sofocóse; y agitando nerviosamente en su gruesa mano un sobre repleto, con un sello de lacre, negro, prosiguió: Vuestra excelencia debe de estar prevenido. Nosotros no lo estábamos... El azoramiento es natural... Lo que esperamos es que nos conserve su confianza. Vuestra excelencia es en esta tierra una flor de virtud, espejo de bondad.
«Pero ¡y si me encontrara fea!» Esto dice cada mañanita al mirarse en el espejo. La esposa teme, á la par que la desea, la llegada de su bien amado: con todo, encuéntrase muy sola, tiene miedo sin saber por qué, en medio de tanta gente. No se atreve á alejarse, á pasear á cierta distancia. Su agitación crece por momentos.
La ría brillaba bajo la caricia del sol, temblando sus ondulaciones como los fragmentos de un espejo. Más allá del puente de Vizcaya, cuya plataforma iba y venía pendiente de su manojo de cables, transportando carruajes elegantes, carretas de bueyes y pasajeros llegados en el tren de Portugalete, extendíase el abra como un desgarrón del cielo, moviendo sus aguas de un azul plomizo.
Pero yo debí poner tal cara, con el susto, que dejó de reír y me lo entregó. ¿Me habré traicionado? ¿Habrá él adivinado? "Tampoco Adriana se reía". "3 de julio. "Hace ya quince días que no viene. ¡Qué tristeza! Estoy adelgazando mucho. Dicen que es anemia. "Esta mañana me quedé un buen rato delante del espejo, mirándome en los ojos, fijamente. No podría escribir lo que sentí.
Casas, palacios, chozas, árboles y cielo, vuelven a mirarse con ansia y con amor en el líquido espejo de las aguas, velado antes y empañado por el frío. La cándida diadema que ciñe las cimas de los montes se derrite, aumentando las corrientes cristalinas. Los árboles, desnudos del verde follaje, brotan de improviso frescos pimpollos y renuevos lozanos, vistiéndose de tiernas y relucientes hojas.
Palabra del Dia
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