United States or Monaco ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero Piscis no pudo librarle de ciertas bofetadas que recibió la tarde de aquel domingo; no por falta de voluntad en el centauro, sino porque hay cosas que no pueden ser... vamos, que no pueden ser. ¡Cuán ajeno estaba el gallardo mozo al retorcerse las guías del bigote frente al espejo y aliñarse las mejillas con un jaboncillo que se hacía traer de Madrid, que una hora después habían de ser tan fiera y cruelmente machacadas!

Solo consigo mismo, ante un espejo de Venecia que le mostraba sin piedad su nueva imagen, cayó Alfredo L'Ambert en un abatimiento profundo.

Yo charlaba contigo y nunca había estado más alegre y más enamorado que aquella noche. Frente a nosotros había un espejo. Cuando una vez se me ocurre levantar los ojos hacia él, veo allí pintada la imagen del marquesito, que detrás de nosotros, en otro palco, te estaba contemplando a su sabor. lo habías visto y no me decías nada...

Y despidiéndose atropelladamente por temor de alguna más grave demasía, fuese a componer la corbata en el espejo del antepalco, dejando vacío su asiento, que era lo que buscaba Diógenes.

Doña Laura dio varias cabezadas, y entre dormida y despierta, exclamó con ira: «Siempre mirándote al espejo». «Mujer dijo, riendo D. José sin dejar su obra . Si no me miro al espejo, si estoy cosiendo...». Las niñas sonreían. Algo azarada D.ª Laura despertaba del todo, y decía: «No, no estaba dormida. Yo lo que me digo».

Las criadas se retiraron. Entonces, doña Alvarez, mirando a la niña al través de sus anteojos, prorrumpió: ¡Infantica preciosa! ¡estrella de Belén! ¡Alabado sea Dios, que os hizo bella y salada como una perla del mar! Beatriz, mirándose en el espejo, afectaba, entretanto, los más diversos visajes.

Al principio, el amor es un espejo, Do la coqueta busca su reflejo Llena de vanidad: Mas tarde al corazon grata calma

En seguida inclinó el espejo hacía , se sentó, y sin llamar a la doncella comenzó a soltarse el largo y abundoso pelo, antes castaño muy oscuro y ahora teñido de rojo caoba como el de las venecianas a quienes retrató Ticiano.

Y sin embargo se dijo al cabo de un momento, saliendo de su estupor con un suspiro, todas esas grandezas ya no me espantan, porque no tienen realidad. La existencia de esos astros está pendiente del hilo de mi razón. Yo llevo en la forma eterna de esos objetos, como de todos los demás. No son otra cosa a mis ojos que un espejo donde se refleja mi ser interior.

Vuestras endechas protestarán por mucho tiempo contra la suerte de vuestra patria. Haced versos y poblad el rio de seres fantásticos, ya que las naves no vienen á turbar el terso espejo de sus aguas.