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Las mujeres asoman rarísima vez la cara al balcon ó la ventana, sea por recato de raza ó tradicion, sea por motivos de secta religiosa, ó acaso por gazmoñería huraña; pero como no por vivir encerradas y evitar las miradas indiscretas del que pasa por la calle dejan de ser mujeres, y por lo mismo curiosas, han inventado desde tiempos antiguos el consabido espejo, adherido a la ventana en el exterior, sobre un gancho que permite darle la situacion é inclinacion que se quiera.

Corre y salta veloz y diligente: Asì como le hirieren echa el ceño, Y entùrbiase el espejo de repente: Pues para que el Carbunclo de algo preste En vida el espejuelo sacan de este.

¡Salvarme, quiero salvarme! gritó Ana de repente volviendo a la realidad ... quiero volver a nuestro verano, al verano dulce, tranquilo... , tranquilo al cabo; a nuestro hablar sin fin de Dios, del cielo, del alma enamorada de las ideas de arriba... , quiero que mi hermano me salve, que Teresa me ilumine, que el espejo de su vida no se obscurezca a mis ojos, que Dios me acaricie el alma.... Fermín, esto es confesar... aquí... no importa el lugar; donde quiera... , confesar....

Su más puro contento era mirar en el espejo y poder decir: Madre, hoy he sido como quieres que yo sea. Advirtió el padre, al cabo, que la niña miraba sin falta en el espejo, cada mañana y cada noche, y parecía que conversaba con él. Entonces le preguntó la causa de tan extraña conducta. La niña contestó: Padre, yo miro todos los días en el espejo para ver a mi querida madre y hablar con ella.

Mi suegra, que tampoco sabía qué decir, arreglaba los pliegues del velo, y me miraba de reojo con una expresión de reproche y de estímulo al mismo tiempo. Cada vez que en mis paseos llegaba al extremo del aposento, me encontraba delante de un espejo, en el que, quisiera o no quisiera, tenía que mirarme.

Volviéndose hacia el espejo para ponerse la corbata, prosiguió diciendo: «Es que parece que hacen las cosas a propósito para molestarme, para que rabie... Y no eres sola... mi tía también. Se han propuesto sin duda hacerme perder la salud».

Y si no, escucha; yo amaba con pasión a una mujer hermosa, joven, rica y brillante. Una tarde, yo me había deslizado en su tocador antes de la hora, y acurrucado detrás de un espejo, esperaba. De pronto, se abre la puerta, y Jenny entra con una mujer hermosa, joven también.

Retrato en pie de Felipe IV. Cristo atado a la columna. Cacería del Hoyo. Busto de Felipe IV. De propiedad particular. Los Dos muchachos. El Aguador de Sevilla. Busto de personaje desconocido. La Vieja friendo huevos. Retrato del Conde-Duque de Olivares. Retrato del Príncipe Don Baltasar Carlos con un enano. Retrato de Juan de Pareja. La Venus del Espejo. Museo Imperial de Viena.

Las dos ofrecían un seductor grupo mirándose en el espejo del tocador, despechugadas, con los brazos al aire y oliendo a carne refrescada por una valiente ablución de agua fría.

Hace del alma un espejo en que por efecto de la voluntad creatriz, se representa todo; pero no explica el órden de estas representaciones, no da razon de cómo unas nacen de otras, ni les señala otro vínculo que la unidad de la conciencia.