Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de julio de 2025
Es un ascua desnuda, atizada, flamígera, ígneo carbunclo, que lanza hacia lo alto dos rayos sublimes. El lectoral recuerda los dos cuernos de llama de Moisés; y resuenan, al pronto, en su memoria los versículos de la Escritura que dictan la ley elemental y el deber de castigar a los adoradores del becerro.
En que se trata de la calidad de la tierra, animales reptiles, y espantosìsimas víboras y serpientes; de la sirena, del carbunclo, de unas mariposas, que se tornan en gusanos, y despues en ratones, y otras maravillas.
17 y lo llenarás de pedrería con cuatro órdenes de piedras. 18 El segundo orden, un carbunclo, un zafiro, y un diamante; 21 Y serán aquellas piedras según los nombres de los hijos de Israel, doce según sus nombres; como grabaduras de sello cada una según su nombre, serán a las doce tribus. 22 Harás también en el pectoral cadenetas de hechura de trenzas de oro fino.
11 Pobre, fatigada con tempestad, sin consuelo, he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo; y sobre zafiros te fundaré. 12 Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y todo tu término de piedras de gran precio. 13 Y todos tus hijos [serán] enseñados del SE
Sus manos blancas y femeniles atormentaban la cadena de acero del reloj, y en el meñique de una de ellas rojeaba grueso carbunclo, al lado de otro aro inocente, sortija de colegiala, sobrado estrecha para el dedo, una crucecica de perlas sobre un círculo de oro. Y, en resumen, ¿de Miranda, no se sabe nada, nada? preguntó oído el relato. Nada hasta hoy afirmó gravemente Artegui.
Y no lejos de aquí, por propios ojos, El Carbunclo animal veces he visto: Ninguno me lo juzgue por antojos, Que por cazar alguno anduve listo. Mil penas padecí, y mil enojos En seguimiento de èl; ¡Mas cuan bien quisto, Y rico y venturoso se hall
A un gesto de la mujer, Ramiro, quitándose la gorra, introdujo la cabeza, y miró hacia la estancia contigua. ¡Pareciole soñar! Era un cuarto de abluciones, lleno de paz secreta y somnífera. La luz sólo entraba por algunos agujeros de la bóveda, a través de gruesos cristales en forma de estrellas que imitaban el color del carbunclo, del zafiro, del topacio, del berilo.
Corre y salta veloz y diligente: Asì como le hirieren echa el ceño, Y entùrbiase el espejo de repente: Pues para que el Carbunclo de algo preste En vida el espejuelo sacan de este.
Palabra del Dia
Otros Mirando