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Actualizado: 21 de junio de 2025
Quedose Cervantes tan turbado por lo que acontecía, tan sin vida y tan sin alma, espantado por aquella tragedia que tenía ante los ojos, tan impensada, tan sin culpa en la intención por él producida, como primera causa de aquel pavoroso efecto, que por algún tiempo más que hombre fue una estatua.
La escena siguiente nos ofrece á Federico de viaje para recibir á la prometida de su padre en los límites de ambos estados; encuentra un carruaje, próximo á despeñarse en un abismo, por haberse espantado los caballos; salva á la dama, que va dentro, y sabe de ella y de los demás caballeros de su séquito que es su futura madrastra.
Señor, excelentísimo señor, poderoso señor... dijo todo compungido y trémulo el cocinero mayor. ¿Qué os mandé ayer? ¿qué me prometísteis ayer? ¿Qué me mandó vuecencia? dijo espantado Montiño ¿qué prometí á vuecencia? Se detuvo asustado, como quien no encuentra una contestación satisfactoria á una pregunta importante.
-Aún la cola falta por desollar -dijo Sancho-. Lo de hasta aquí son tortas y pan pintado; mas si vuestra merced quiere saber todo lo que hay acerca de las caloñas que le ponen, yo le traeré aquí luego al momento quien se las diga todas, sin que les falte una meaja; que anoche llegó el hijo de Bartolomé Carrasco, que viene de estudiar de Salamanca, hecho bachiller, y, yéndole yo a dar la bienvenida, me dijo que andaba ya en libros la historia de vuestra merced, con nombre del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha; y dice que me mientan a mí en ella con mi mesmo nombre de Sancho Panza, y a la señora Dulcinea del Toboso, con otras cosas que pasamos nosotros a solas, que me hice cruces de espantado cómo las pudo saber el historiador que las escribió.
Se me ha espantado el sueño. Ya se ve; todo el día en este pozo del aburrimiento. Las sábanas arden y mi cuerpo está frío». Jacinta se echó la bata, y corrió a sentarse al borde del lecho de su marido. Pareciole que tenía algo de calentura. Lo peor era que sacaba los brazos y retiraba las mantas.
¿Qué quiere el leñador? respondió otra voz terrible. Para mí, nada: ¿qué he de querer para mí? Pero la reina, mi mujer, quiere que le diga a la señora maga su último deseo: el último, señora maga. ¿Qué quiere ahora la mujer del leñador? Loppi, espantado, cayó de rodillas. ¡Perdón, señora, perdón! ¡Quiere reinar en el cielo, y ser dueña del mundo!
24 Y algunos días después, viniendo Félix con Drusila, su mujer, la cual era judía, llamó a Pablo, y oyó de él la fe que es en el Cristo. 25 Y disertando él de la justicia, y del dominio propio, y del juicio venidero, espantado Félix, respondió: Ahora vete, mas cuando tenga oportunidad te llamaré.
Y cuando el demonio Mara le venía a hablar de la hermosura de su mujer, y de las gracias de su niño, y de la riqueza de su palacio, y de la arrogancia de mandar en su pueblo como rey, él llamaba a sus discípulos, para consagrarse otra vez ante ellos a la virtud: y el demonio Mara huía espantado.
¡Pshe! respondió don Claudio después de meditar un instante y comprendiendo, por el tono de la pregunta y por el aire de Bermúdez al hacerla, adónde iba a parar éste con el asunto en aquella ocasión ; algo, algo, no era difícil de notar: ya ve usted, a perro viejo... Pero cuando me convencí de que lo había, y mucho, quizá sin haberlo notado ninguno de los dos, fue cuando él, espantado con la idea de que pudiera llegar a oídos de usted la noticia del suceso que Nieves le ha referido hoy, me buscó para referírmele a mí en el mayor secreto, ¡Qué cosas adiviné entonces, don Alejandro! y francamente, ¡qué grandes y qué hermosas y cuán de admirar en aquel noble y valiente muchacho!
Apenas le vi me puse a temblar. Yo no sé qué sucede en Nièvres me dijo; pero todo parece que va mal. ¿Magdalena? le pregunté espantado. Julia está enferma, bastante enferma para causar inquietudes. Magdalena misma no está buena. Me gustaría ir, pero la situación no sería sostenible. Mi tío me escribe cartas muy desoladas.
Palabra del Dia
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