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Actualizado: 19 de junio de 2025
Su mirada es decidida Y negra su cabellera; Y una sonrisa atrevida Del labio está suspendida Revelando una alma fiera. Lleva un facon en la falda, Lleva un poncho balandran Terciado por media espalda, Y del campo la esmeralda Huella en un potro alazan. El otro es Pedro de Obando, Compañero de fatigas De Zamora, y peleando Anda con él desafiando Las partidas enemigas.
El valle, verde, húmedo y reluciente, perfectamente iluminado por los rayos oblicuos del sol, parecia un inmenso tapiz de esmeralda salpicado de manchas de azabache y ópalo, y en el fondo se agitaban las ondas del lago de Lowerz con los últimos estremecimientos causados por el soplo de la borrasca.
¿Pero los cuatro jinetes? preguntó Desnoyers. Los cuatro jinetes precedían la aparición del monstruo en el ensueño de Juan. Los siete sellos del libro del misterio eran rotos por el cordero en presencia del gran trono donde estaba sentado alguien que parecía de jaspe. El arco iris formaba en torno de su cabeza un dosel de esmeralda.
Al eco de los pasos de éste respondía en los matorrales un rumor de medrosas carreras y chasquido de hojas, viéndose pasar entre mata y mata, con ciega velocidad, un bulto de pelos grises con la cola en forma de botón. La fuga de los conejos hacía correr a los lagartos de color de esmeralda tendidos perezosamente al sol.
El joven examinó la sortija. Era de oro con una esmeralda, y muy bella, pero no podía ni remotamente compararse su valor con el del brazalete.
Dése, pues, ya la sentencia En que sea el cuerpo hermano Y el alma no; que es en vano Querer que tenga paciencia; Pero, aunque vencido estoy Y a la muerte condenado, Quiero morir coronado Pues como víctima voy. Dadme, hermosas flores bellas, Rubí, zafir y esmeralda Para hacer una guirnalda. Haga que compone una guirnalda. JARIFA. Bien es que te adornes dellas.
Desde la barandilla del faro, el espectáculo es extraordinario; abajo, al mismo pie del promontorio, hay una sima con fondo de roca, y allí el agua, casi siempre inmóvil, poco agitada, es de un color sombrío; a lo lejos, el mar aparece azul verdoso; cerca del horizonte, de un tono de esmeralda.
Las paredes y el techo de la gruta tenian una hermosura luminosa increíble; por todas partes se escapaban hilos de agua purísima como cascadillas de perlas sonrosadas, y los muros presentaban colores muy variados, ya el blanco de la esmeralda pálida ó el blanco mate de la nieve, ¡Qué indifinible emocion la que sentímos allí, cogidos de la mano, en aquella atmósfera de la mas deliciosa frescura, bajo esa bóveda de cristal húmedo y tornasolado, aislados del mundo entero y en inefable arrobamiento!... Nuestro guia habia trepado por la escalera para darnos el ejemplo; por eso no pudo percibir si un eco delicioso del interior de la gruta era producido por el rumor de las cascadillas microscópicas, ó por un ósculo de infinito amor que habia saludado aquella mansion de los misterios de la naturaleza.... Cuando salimos á lo alto de la escalera nos parecia que habíamos vivido en cinco minutos diez años de ventura desconocida.
Que á cada hoja del álbum de tu vida Que desdoble la mano del destino, Al seguir los inviernos su camino Las primaveras queden en tu sien; Y así, que en cada año que transcurra Añadas una flor á tu guirnalda, Y que cruzando prados de esmeralda Llegues hasta las puertas del Eden. AL PRIMOG
Los mas bellos y distintos colores, las mas inesperadas combinaciones de formas y matices en increible asociacion, atraen las miradas del visitante, haciéndole tener por momentos la ilusion de que un artista caprichoso en extremo es el que ha pintado esos millares de alas, cabezas, picos y colas donde el oro, la esmeralda, el rubí, el lápiz-lázuli y cien tintas primorosas alternan y se combinan para hacer brillar el plumaje del inquieto pájaro.
Palabra del Dia
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