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Actualizado: 16 de junio de 2025


La Gorgheggi miró en rededor, se aseguró de que no había testigos, le brillaron los ojos con el fuego de una lujuria espiritual, alambicada, y, cogiendo entre sus manos finas y muy blancas la cabeza hermosa de aquel Apolo bonachón y romántico, algo envejecido por los dolores de una vida prosaica, de tormentos humillantes, le hizo apoyar la frente sobre el propio seno, contra el cual apretó con vehemencia al pobre enamorado; después, le buscó los labios con los suyos temblorosos....

Estaba muy envejecido, de mal color, y con más aire extranjero que antes. «¡Oh, puerta del paraíso!, ¡qué manos te abren...! Dispense usted... Me canso horriblemente» dijo Moreno, saludándola con tanta urbanidad como afecto. Estupiñá, que entraba detrás, le echó también un gran saludo a D. Manuel, permitiéndose abrazarle, porque eran antiguos amigos.

Hasta la casa de Marchamalo había envejecido tristemente; se agrietaba su vetustez de ruda construcción, que contaba más de un siglo. El impetuoso don Pablo, en su fiebre de innovaciones, hablaba de echarla abajo y levantar algo grandioso y señorial, que fuese como el castillo de los Dupont, príncipes de la industria. ¡Qué tristeza!

Tristán se había ido después de almorzar al café según costumbre. Clara en el comedor jugaba con su niño y éste con el perro. El niño había envejecido terriblemente desde la última vez que tuvimos el gusto de verle, que fue, si la memoria no nos es infiel, en el día feliz de su nacimiento. Podría tener ya unos diez y seis meses, mal contados. El perro era mucho más provecto.

¡Por espíritu de contradicción! ¡Á mi costa, en todo caso! Porque por ti he quebrado mi vida. Amaba el mundo, y he tenido que vivir retirada. Sin familia, mi solo consuelo ha sido la adopción de una niña que no era nada mío. He tenido que comprimir todos mis sentimientos y he envejecido estéril é irritada ... Todo por tu causa.

Me gustaba la lucha. La energía superabundaba en . Rechazada en una parte, mi voluntad tenía necesidad de revolverse en otro sentido, de buscar un nuevo obstáculo que vencer, en pocas horas, por decir así, y lanzarse sobre él. El tiempo se me hacía eterno. Aparte toda cuestión de tiempo me sentía, si no envejecido, a lo menos muy maduro.

Los obreros que entonces llevaban la voz en la propaganda revolucionaria habían muerto, o habían envejecido, o se habían dispersado, o estaban desengañados de la idea; la generación nueva no era clerófoba más que a ratos; era amiga de la taberna, no del club. Se hablaba sólo de revolución social; y ya se decía que los curas no son ni más ni menos malos que los demás burgueses.

Von Hartrott seguía presidiendo sociedades patrióticas y hacía planes de engrandecimiento sobre la próxima victoria, pero había envejecido mucho en los últimos meses. El «sabio» era el único que se mantenía firme. Las desgracias de la familia recrudecían la ferocidad del profesor Julius von Hartrott.

En sus juegos de niño, Al descender ufano Del tronco envejecido de un manzano, Miraba con cariño El fruto más hermoso, Que a me regalaba generoso, Y muy sério decía: "Es pequeña, redonda, Y parece una cara de muñeca Sonrosada y moronda... Y yo, en vez de comerla, le pondría Ojitos". Y, apesar de alguna mueca, Convertía aquel fruto En busto de cupido diminuto.

Un valiente, amigo mío terminó diciendo el personaje . He leído lo que dicen de él sus jefes. Al frente de su pelotón atacó á una compañía alemana; mató por su mano al capitán; hizo no cuántas hazañas más... Le han dado la Medalla Militar, lo han hecho oficial... Un verdadero héroe. Y el padre, llorando de emoción, movía su cabeza temblorosamente, cada vez más envejecido y más entusiasta.

Palabra del Dia

rigoleto

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