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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Con sobrada razón podía haber dicho el doctor que el enfermo era él, pues en aquellos quince días había envejecido quince años, y aunque no pasaba de los cincuenta y cinco, había encanecido su cabeza por completo. Cuando regresó a su casa llevaba la seguridad de que el día que quisiese tendría a su disposición la carta diplomática. Al entrar se encontró con Felipe en el umbral.

No si, como aseguran cuerdos jueces, volvemos en América al romanticismo de Espronceda, si otra vez repetiremos el «románticos somos» de Rubén Darío, del Rubén envejecido y suspirando por la juventud que se acabó.

Cuando dijo Ulises que tampoco estaba seguro de su gente y que el viaje era imposible, la mujer volvió su cólera contra él. Parecía haber envejecido de golpe diez años. El marino la vió con otra cara, de una palidez cenicienta, las sienes fruncidas, los ojos con lágrimas iracundas y una leve espuma en las comisuras de su boca. Hablador... embustero... ¡meridional! Ulises intentó calmarla.

Nada había cambiado, y la misma tía Liette, recta y menuda con su traje sencillo de lana, con su bello perfil de camafeo bajo el cabello apenas encanecido en las sienes y su mirada límpida que reflejaba la serenidad de su alma, la misma tía Liette había envejecido tan poco, que al preguntarle de repente Carlos: Tía Liette ¿cuándo vas a pedir tu jubilación?

Sesenta dijo ella seriamente con la reserva mental de que se quedaba algo corta. Hace unos días que he entrado en lo sesenta y nueve... Dentro de nada setenta... ¿Sabes que de quince días a esta parte me parece que he envejecido de golpe y porrazo veinte años?

En esta cuestión estaban, cuando llamó a la puerta don Braulio, y entró luego en el cuarto, interrumpiendo a las dos hermanas. El hombre era según se le habían descrito al Conde de Alhedín: flaco, calvo, pequeño de cuerpo, nada bonito; y, aunque sólo tenía cuarenta y cinco años, parecía tener diez más, porque el trabajo, los cuidados y los disgustos le habían envejecido.

Basilio se entremeció. Aquel era el mismo desconocido que trece años antes había cavado allí la fosa de su madre, sólo que ahora había envejecido, sus cabellos se habían vuelto blancos y usaba bigote y barba, pero la mirada era la misma, la misma expresion amarga, la misma nube en la frente, los mismos brazos musculosos, algo más secos ahora, la misma energía iracunda.

En medio de la pelea, Donde el coraje campea, Se lanzaba con ardor; Y su estridente bufido Cual del clarin el sonido Daba al ginete valor. A mi lado ha envejecido, Y hoy está cual yo rendido Por la fatiga y la edad; Pero es mi sombra en verano, Y mi brújula en el llano, Mi amigo en la soledad.

Juan, he sufrido mucho por causa tuya... he envejecido veinte años lo menos... Estoy débil y enferma... ten piedad de ... no me toques... no quiero volver a entrar en la casa de tu hermano manchada con una falta. Gertrudis ¿has venido aquí para torturarme?

¡Míos! repuso Arias , renuncio la propiedad, Y en cuanto a haber envejecido, cuando yo nací, Clarita, era ya el siglo mayor de edad; por consiguiente, ajusta la cuenta. Serán los afanes y fatigas que te dan tus recomendados los que te han puesto viejo. Hay quien dice añadió otra muchacha que los extranjeros están haciendo una suscripción para levantarte una estatua.

Palabra del Dia

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