United States or Myanmar ? Vote for the TOP Country of the Week !


Encontraremos cierta resistencia; el triunfo resultará más difícil, pero venceremos... Vosotros no sabéis hasta dónde llega la potencia ofensiva de Alemania. Nadie lo sabe con certeza más allá de sus fronteras. Si nuestros enemigos la conociesen en toda su intensidad, caerían de rodillas, prescindiendo de sacrificios inútiles. Hubo un largo silencio. Julius von Hartrott parecía abstraído.

Desnoyers presentó á su camarada, para que el recién llegado no se equivocase acerca de su condición social. He oído hablar de él. El señor es Argensola, un joven de grandes méritos. Y el doctor Julius von Hartrott dijo esto con la suficiencia de un hombre que lo sabe todo y desea agradar á un inferior, concediéndole la limosna de su atención.

Von Hartrott seguía presidiendo sociedades patrióticas y hacía planes de engrandecimiento sobre la próxima victoria, pero había envejecido mucho en los últimos meses. El «sabio» era el único que se mantenía firme. Las desgracias de la familia recrudecían la ferocidad del profesor Julius von Hartrott.

Ya sabe usted continuó Argensola que, al pelearse con Wágner por el exceso de germanismo en su arte, proclamó la necesidad de mediterranizar en música. Su ideal fué una cultura para toda Europa, pero con base latina. Julius von Hartrott contestó desdeñosamente, repitiendo las mismas palabras del español. Los hombres que piensan mucho dicen muchas cosas.

I. De bello judáico, aun para visto tenían execrable a este animal. Sin embargo, me hace alguna fuerza, lo que buenos escritores traen hablando de la desolación de Adriano: porque Dión hablando de los Judíos de Jerusalén dice: eos penitus Julius Severus oppressit: paucci admodum evasere, atque a caede superfuerunt. In Adriano.

El bohemio creyó ver á un cirujano hablando con suficiencia de los misterios de la voluntad ante un cadáver. ¡Qué sabía de la vida este pedante interpretador de documentos muertos!... Cuando se cerró la puerta fué al encuentro de su amigo, que volvía desalentado. Argensola ya no tenía por loco al doctor Julius von Hartrott.