Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 30 de junio de 2025


Lo cierto es que pasaban los meses y la testamentaría no se acababa. De todos modos, no hay apuro decía Pablo Aquiles. Las explicaciones de Bernardino le satisfacían, pero a la callada y observadora Casilda se le antojaba que en una sucesión tan clara como el agua, no había para qué tanto ajetreo y que el enredador y el chicanero era el despierto albacea.

Deteniéndose un momento á considerar los gustos y las inclinaciones de un marino en los ejemplos que dejo citados y en otros del mismo género, que no consigno por muchas razones á cual más atendible, hay que convenir en que había en su carácter mucho de pueril; era ni más ni menos que un muchacho con barbas y mucha fuerza; inquieto, enredador, caprichoso, alegre, indiferente á todos los sucesos del mundo, y apegado con invencible pasión á las calles, á los tipos, á las costumbres de su pueblo natal.

Díjome el amigo que debía de llamarme Fígaro, nombre a la par sonoro y significativo de mis hazañas, porque aunque ni soy barbero, ni de Sevilla, soy, como si lo fuera, charlatán, enredador y curioso además, si los hay.

El recuerdo de Gualicho, diablo enredador que perturbaba á los indios con sus tretas, obligándolos á montar á caballo para perseguirlo á lanzadas y golpes de boleadora, pasó por su memoria. De continuar Elena en el mundo viejo, hubiese sido una de tantas mujeres temibles que se ven refrenadas y neutralizadas por la vecindad de otras semejantes á ellas.

Meteremos en el ajo algún rapabarbas o criado socarrón que haga de tercero, porque novela ó comedia sin rapista charlatán y enredador, es olla sin tocino y sermón sin agustino. ¡Y cómo había yo de pintar las escenas de tabernas, las cuchilladas, las pendencias que dirige siempre un tal Maese Blas ó Maese Pedrillo! ¿Pues y las escenas de amor? ¡Qué discreción, qué ternezas, qué riqueza metafórica había yo de poner allí!

Yo me disculpé diciendo que me lo habían contado tal como lo referí, y D. José María se puso furioso, llamándome zascandil, embustero y enredador. Efectivamente, D. Rafael vivía y estaba fuera de peligro; mas se había quedado en Sanlúcar en casa de gente conocida, mientras su padre vino a Cádiz en busca de su familia para llevarla al lado del herido.

Alguno de sus innumerables golpes había de tocar forzosamente al mal espíritu, obligándolo á huir; y cuando, al fin, caían todos en tierra extenuados, la tranquilidad volvía á ellos, convencidos de que el enemigo estaba ya lejos de su campamento. El español creía notar ahora en la Presa la presencia de Gualicho, el diablo pampero, maligno y enredador. Empujaba á los hombres unos contra otros.

No os aborrezco dijo seriamente la joven , porque yo no he nacido para aborrecer; no os estremecéis vos del daño que me habéis causado por vuestro interés propio, porque... no veis mi alma, porque no sabéis qué horribles pensamientos pasan por ella, ó porque, si lo comprendéis, no tenéis corazón. ¿Qué os importa á vos, poeta que de lo más santo se burla, que á lo más respetable zahiere, que arroja su chiste mordaz sobre todo y todo lo calumnia; cortesano enredador que sobre todo pasa, cuando encuentra un obstáculo en el tenebroso camino que sigue; sabio que no ha sabido conservar la ternura, la caridad de su alma si alguna vez la ha tenido; qué os importa, digo, que una pobre mujer, que si no era feliz, no era desgraciada, se retuerza como una sabandija en el fuego por vuestra causa, porque la habéis necesitado para vuestros proyectos, y que caiga ante vos ensangrentada, palpitante, aniquilada? ¿qué importa? ¿qué importa?

En este caso se hallaba aquel día, en el estudio del colegio de Guichon, Alfonsito Téllez-Ponce, alias Tapón, piel del diablo, corazón de ángel, enredador como él solo, ídolo y tentación perpetua de sus compañeros, encanto y purgatorio eterno de sus maestros.

¡Ahí es nada! ¡con tío en palacio, cocinero de su majestad y enredador, avaro y celoso! ¡cuando os digo que habéis hecho suerte! ya veréis; ahora, si os importa ver vuestro tío, seguid á mi lado, ni más ni menos que si no os hubiesen negado la entrada; alta la cabeza, fruncido el ceño, y por no dar, que el dar daña, no les deis ni las buenas noches.

Palabra del Dia

accidents

Otros Mirando