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Actualizado: 12 de junio de 2025


Isagani se encogió de hombros y siguió mirando. Basilio trató de arrastrarle de nuevo. ¡Isagani, Isagani, óyeme, no perdamos tiempo! Esa casa está minada, va á saltar de un momento á otro, por una imprudencia, una curiosidad... ¡Isagani, todo perecerá bajo sus ruinas! ¿Bajo sus ruinas? repitió Isagani como tratando de comprender sin dejar de mirar á la ventana.

No tienes nada de lo que hace falta para un hombre de mi valía.» ¡Ay! abuela, no quiero despertar de esta manera... La abuela se encogió de hombros. ¡Qué niñada, Magdalena!... Estás desbarrando... Y yo que esperaba que la belleza moral del señor de Baurepois... Permíteme, abuela.

Y se oyó el ruido discreto de un balcón que se cierra con miedo de turbar el silencio de la noche. Pisando quedo, entró don Fermín en su alcoba. Detrás del tabique oyó el crujir de las hojas de maíz del jergón en que dormía Teresa, y después un suspiro estrepitoso. El Magistral encogió los hombros y se sentó en el lecho.

Pero como quiero cumplir con mi deber a pesar de todo, quiero verte aceptar dócilmente, al lado de tus estudios sobre las solteronas... Aquí la abuela se encogió de hombros con expresión de supremo desdén. ...Un examen atento de las proposiciones de matrimonio que se te puedan hacer... Abuela, me habías prometido... Te he prometido no influir en tu resolución definitiva, , Magdalena.

Sin inmutarse, continuó el enano: Los viejos conocemos a los jóvenes mejor que ellos se conocen. Y repitió: Yo, Bob el enano, por qué estás triste, Cristela... Cristela se encogió de hombros, como diciendo: «Pues si usted lo sabe, guárdeselo para usted. No le pido yo que me lo diga

Eso de Rusia acabará por entrar en orden. Las grandes naciones tienen allá muchos intereses para no preocuparse de arreglarlo todo... Lo mío es lo que no se compondrá en mucho tiempo. No me queda otra esperanza que poder dar un golpe en el Casino de doscientos mil ó trescientos mil francos, y con esto esperar á que cambien las cosas. El príncipe se encogió de hombros. Conocía á los jugadores.

Febrer encogió los hombros. «No, muchas gracias; tenía que hacerApenas acabó de hablar, cuando el Capellanet se presentó por segunda vez en la torre, llevándole la comida. El muchacho parecía enfurruñado y triste.

Un día la envolvieron en gruesas mantas, y no obstante su resistencia, la llevaron a Prusia a consultar a un médico; éste se encogió de hombros, prescribió píldoras de hierro y aconsejó un cambio de aire. Debía haber aconsejado algo más, que preocupaba mucho a nuestros padres, al menos a papá, pues ya hacía mucho tiempo que nada podía sacar a mamá de su apatía.

El anciano insistió de nuevo y entonces Roberto dijo: Aquí es donde vamos a leerlo, tío; aquí, donde ella lo ha escrito. ¿Y si alguien nos sorprendiera? observó el doctor, atemorizado. Roberto se encogió de hombros y con el dedo señaló el piso.

Nada de eso, señor cura; su alejamiento es una simple medida de prudencia en su propio interés. El señor Neris se encogió de hombros con impaciencia. Raúl siguió fumando con una flema enteramente británica. En una palabra, está usted sin institutriz y le hace falta una.

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