Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 15 de mayo de 2025


Hacia lo que Rousseau recomendaba á su Emilio, y lo que un escritor moderno quisiera que todos hiciesen, considerándolo como un instrumento general de educacion y perfeccionamiento. Los mayores defectos de este trabajo son de haber quedado incompleto, y de tratar de la parte mas conocida de las provincias argentinas.

Si persiste, te vienes conmigo y él que se vaya al infierno. Estaba furiosa. Su hija, aunque quisiera poner reparos a esto de la separación, pues adoraba a su infiel marido, no se atrevió. Bajó sumisa la cabeza. Cuando llegó el momento de marchar, Pepa se dirigió a su yerno: Emilio, haz el favor de acompañarme. Deseo hablar contigo. "¡Malo!" dijo para el joven. ¿E Irene? Que vaya sola.

Aquí verá usted dice el clérigo cómo Voltaire era un sofista y cómo Rousseau, «el tristemente célebre autor del Emilio», como le ha llamado el señor obispo de Madrid, era un corruptor de las buenas costumbres.

Si Dios le mata y paso a heredar su dicha, enhorabuena; pero maldito sea yo si deseo su muerte, y antes me vea comido de gusanos que envidioso. Bien dijo aquel gran pensador en el libro V del Emilio, que la virtud que sólo se funda en las acciones es virtud falsa y postiza». Por la noche se retiró a su casa lleno de congoja, por no poder ya aliviar con palabras y ficciones la de su infeliz amiga.

Por eso, mientras por una parte no lee el Diccionario filosófico ni el Emilio, por otra no deja de venir todas las tardes a charlar un rato con este clérigo. Charlan casi siempre de cosas indiferentes; pero esta tarde, por una casualidad, ha recaído la conversación sobre cosas de teología, y el clérigo ha echado mano a su Bergier.

Pero aún tengo presente aquella rápida recorrida del British Museum, en que empleamos tres o cuatro horas con Emilio Mitre, cuya ilustración excepcional e inteligencia elevada, hacen de él un compañero admirable para excursiones. ¡Qué lucha aquella, de uno contra otro, pero casi siempre de ambos contra nosotros mismos!

Ambos bien parecidos, de fisonomía abierta y simpática, y tan jóvenes, que realmente parecían dos niños. Fueron saludando uno por uno a los tertulios. En todos los rostros se advertía el afecto protector que inspiraban. Aquí tienes a tu suegra, Emilio. ¡Qué encuentro tan desagradable! ¿verdad?... dijo Pepa al joven. Suegra, no; mamá ... mamá respondió éste apretándole la mano cariñosamente.

Ay, perdón, Clementina.... Me he metido aquí sin saber lo que hacía.... ¡Soy tan desgraciada! Y las lágrimas brotaron con abundancia de sus ojos. Pero, ¿qué te ha pasado, criatura? ¡Nada, nada! replicó la niña sollozando. Hubo unos segundos de silencio. Clementina la contemplaba con lástima. Vamos dijo acercando la boca a su oído . Emilio te ha dado algún disgusto esta noche. Irenita no contestó.

La mía ha venido arrancándome concienzudamente, durante todo el camino, el vello del labio superior. Estaba tan absorta en este trabajo, que ni siquiera gritaba. He venido todo el camino riéndome como un loco. ¡Silencio, nos están oyendo! Señores, dejad vuestras quejas; de lo contrario, perderemos su estimación. Mirad a Pablo Emilio: ahí tenéis un hombre que sabe conducirse con dignidad.

Hablaba la anciana, con muchos pormenores, de un festejante, Emilio Medrano, cuyos hijos, ya viejos, ni se acordarían de ella; un festejante que, muy rendido a ella durante algún tiempo, cesó repentinamente en su empeño galante. Nunca supe yo por qué se retiró. Hoy estuve toda la mañana pensando si no serían intrigas de una amiga, una compañera que tuve en el colegio de las Salesas.

Palabra del Dia

hociquea

Otros Mirando