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Actualizado: 15 de junio de 2025


Su Emilio, ó tratado de la educacion es un sistema tan fingido y arbitrario para la formacion de un nuevo mundo civil, como el de Cartesio para la fábrica de un nuevo mundo físico. La instruccion de Mr. Roseaux se reduce á haberse versado en algunos puntos de los Escritores Griegos y Romanos, cuyos pensamientos vierte despues, unas veces como suyos, otras refiriéndose á su original.

Unas encogidas, otras en marcha y aquéllas... ¿recuerdas, Emilio, la ráfaga criolla que nos envolvió?... ¡jugando a la taba! ; encorvada, una deliciosa estatuíta sigue con avidez los giros del pequeño hueso, mientras su partner espera paciente el turno.

He penetrado en el cuarto de Alfonso y examinado sus libros, quemando aquellos que yo creo perjudiciales: he encontrado el Emilio, de J. J. Rousseau; me he permitido leer algunas páginas; no me pesa, porque, los párrafos que he visto me han parecido magníficos, y me han hecho un gran bien, tanto, que voy por misma a copiar alguno.

Elogiaban mucho el traje; pero más aún la figura. Decían que no había ninguna niña en el baile que pudiera competir con la frescura de usted; que tenía usted un cutis como raso, cada día más terso y brillante. ¡Jesús, qué tontería! Esas son payasadas, Emilio. En otro tiempo, no digo.... No, Pepa, no; el cutis de usted es proverbial en Madrid. Ya daría Irene algo por tenerlo como usted.

De todo lo cual resulta que el único naturalista acérrimo y consecuente es Emilio Zola, puesto que sus discípulos apenas merecen ser nombrados. Todo naturalista es realista, si se mantiene fiel a los preceptos de su escuela; pero no todo realista es naturalista.

Prefería morir mil veces a padecer semejantes tormentos. Clementina la consoló como pudo. Emilio la quería muchísimo: le constaba. Sólo que los hombres tienen a lo mejor estos sofocos, lo que llaman los toreros, extraños. Como el corazón no está interesado, dejándoles sueltos un momento se hastían y vuelven a lo que verdaderamente aman.

Yo, Emilio Aguinaldo, humilde servidor de todos, pero Presidente de la República Filipina, encargado, por tanto, de velar por las libertades y la Independencia del pueblo que me ha elegido para aquel elevado y espinoso cargo, desconfié por primera vez del honor de los americanos, comprendiendo desde luego, que ésta Proclama del General Otis había rebasado los límites de toda prudencia, y que no había más remedio que rechazar con las armas tan injusto como inesperado proceder del Jefe de un ejército amigo.

No se la comerán los lobos respondió ásperamente. "¡Malísimo!" tornó a decirse Emilio. En efecto, Irenita dirigiendo ojeadas de temor y ansiedad a su mamá y su marido, se metió sola en su berlina, mientras ellos subían a la de la primera.

En nombre de los Veteranos y del pueblo de Cuba, habla el general Emilio Núñez, que comienza su discurso manifestando que la base fundamental en que descansan las democracias son la Libertad, la Igualdad y la Justicia, y termina diciendo que las glorias conquistadas por el Ejército Libertador en la lucha por la Independencia de Cuba, no acabaron al conseguirla, pues tendrán su continuador en el actual Ejército que luchará para sostenerla.

La conducta de Emilio aquella noche la había trastornado, la había puesto excesivamente nerviosa. Y para fin de fiesta, la escena violenta que preveía entre su madre y su marido, de la cual tal vez saldría su ruptura definitiva con éste, la llenaba de espanto.

Palabra del Dia

lanterna

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